6.3.1. El Mesias de Haendel
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(Alemania, 1685-1759)
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1706 - Suite para harpsichord nº 4, HWV 437 -
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1710 - Concierto para trompeta y órgano -
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1717 - Música acuática, HWV 348-50 -
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1727 - Zadok the Priest, HWV 258 -
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1734 - Donna che in ciel di tanta, HWV 233 -
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1736 - Concierto arpa y orquesta op. 4 nº 6, HWV 294 -
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1742 - El Mesías, HWV 56 -
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1743 - Sansón, HWV 57 -
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1746 - Judas Macabeo, HWV 63 -
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1749 - Música reales fuegos artificiales, HWV 351 -
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1749 - Salomón, HWV 67 -
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Esther y las 11 anthems Chandos, HWV 50 (oratorio-1720)
Athalia, HWV 52 (oratorio-1733)
Saúl, HWV 53 (oratorio-1739)
Semele, HWV 58 (oratorio-1744)
Biografía:
Compositor alemán, aunque nacionalizado británico. Fue uno de los más grandes compositores de la última etapa barroca. Nació el 24 de febrero de 1685 en Halle, Alemania, en el seno de una familia sin tradición musical. No obstante, su talento se manifestó de tal manera que, antes de cumplir los diez años, comenzó a recibir, de un organista local, las únicas clases a las que asistió en toda su vida. Aunque su primer trabajo, a los 17 años, fue como organista de iglesia en Halle, sus gustos musicales no correspondían con ese cargo. En 1703 se trasladó a Hamburgo, el centro operístico de Alemania por aquel entonces. Fue allí donde, en 1704, compuso su primera ópera, Almira, que obtuvo gran éxito al año siguiente. Poco más tarde, insistiendo en su deseo de conseguir prestigio como compositor de ópera, marchó a Italia. Su primera parada fue en Florencia y en la primavera de 1707 viajó a Roma, donde disfrutó del mecenazgo tanto de la nobleza como del clero. En Italia compuso óperas, oratorios y pequeñas cantatas profanas. Su estancia en Italia finalizó con el éxito de su quinta ópera, Agrippina (1709), estrenada en Venecia.
Händel
abandonó Italia y comenzó a trabajar como compositor y director de
orquesta de la corte en Hannover, Alemania, a donde llegó en 1710.
Pero, al igual que ocurrió con su estancia en Halle, no permaneció en
este puesto durante mucho tiempo y a finales de ese mismo año marchó a
Londres, donde estrenó Rinaldo (1711) con un nuevo triunfo. Tras
regresar a Hannover le concedieron un permiso para viajar a Londres por
un corto periodo de tiempo, aunque esta vez se quedó en la capital
británica. En 1714, el elector de Hannover fue nombrado rey con el
nombre de Jorge I de Inglaterra. Después de algunos problemas con
Händel, volvieron a reconciliarse, le dobló la cantidad de la pensión y
fue nombrado tutor de los hijos del rey. Bajo el mecenazgo del duque de
Chandos, compuso su oratorio Esther y las 11 anthems Chandos para coro,
solistas y orquesta (1717-1720). En 1719 el rey le concedió una
subvención para fundar la Royal Academy of Music (centro del que fue
presidente), destinada a los espectáculos operísticos. Allí se
estrenaron algunas de sus grandes óperas: Radamisto (1720), Giulio
Cesare (1724), Tamerlano (1724) y Rodelinda (1725). En 1727 Händel
obtuvo la nacionalidad británica. El año 1728 la Royal Academy se
derrumbó; no obstante, al año siguiente fundó una nueva compañía. En
1734 se vio forzado a trasladarse a un nuevo teatro por las presiones
de la Opera of the Nobility, compañía rival, y continuó componiendo
ópera hasta 1737, año en que las dos empresas dejaron de funcionar. En
1737, un ataque de parálisis le obligó a permanecer una temporada
inactivo y se retiró a Aquisgrán.
En
1738 retomó la composición operística y en 1741 compuso su última
ópera, Deidamia. Durante los años treinta se consagró, en primer lugar,
a la composición de oratorios dramáticos en inglés, como Athalia (1733)
y Saúl (1739), y en segundo lugar, a obras instrumentales interpretadas
junto a los oratorios, entre las que se encuentran algunos de sus más
importantes conciertos: los concertos para solistas del opus 4 (1736,
cinco para órgano y uno para arpa), y los 12 concerti grossi del opus 6
(1739). En 1742 estrenó en Dublín el oratorio El Mesías, su obra más
famosa. Hasta 1751 continuó componiendo oratorios, entre los que se
incluyen obras maestras como Sansón (1743) y Salomón (1749); fue
entonces cuando su vista comenzó a fallar. Murió en Londres el 14 de
abril de 1759; la última representación musical que escuchó fue El
Mesías, el 6 de abril de ese mismo año.
Händel
evitó las rigurosas técnicas contrapuntísticas de su compatriota y
contemporáneo Johann Sebastian Bach y basó su música en estructuras
sencillas, de acuerdo con sus creencias estilísticas. No obstante, la
obra de ambos compositores refleja la época en que vivieron. Tras
ellos, la ópera tomó un camino diferente y los géneros favoritos del
barroco, como la sonata para trío y el concerto grosso, se abandonaron
durante mucho tiempo. El desarrollo de la orquesta sinfónica y del
pianoforte permitió investigar materias que se habían descartado en el
periodo barroco. A pesar de todo, la influencia de ambos compositores
no descansa en ejemplos específicos. El legado de Händel se basa en la
fuerza dramática y la belleza lírica de su música. Sus óperas abarcan
desde los esquemas rígidos y convencionales hasta un tratamiento más
flexible y dramático de los recitativos, ariosos, arias y coros. Su
habilidad para construir grandes escenas en torno a un sólo personaje
la desarrollaron compositores como Wolfgang Amadeus Mozart y el
italiano Gioacchino Rossini en sus escenas dramáticas. La herencia más
importante de Händel es, sin duda, la creación del oratorio dramático,
alejado de las tradiciones operísticas existentes y llevado a término
por su imaginación creativa. Los oratorios del austriaco Josef Haydn y
del alemán Felix Mendelssohn están influidos en gran medida por los de
Händel. Fue uno de los primeros compositores de quien se escribió una
biografía (1760), que tuvo celebraciones por el centenario de su
nacimiento y cuya música se publicó en su totalidad (cuarenta
volúmenes, 1787-1797). Ludwig van Beethoven alabó estas publicaciones.
A pesar de que hoy día, al igual que durante el siglo XIX, se conoce a
Händel por obras como El Mesías y Música acuática, cada vez más se
intenta mostrar el resto de sus composiciones, especialmente las
óperas. Su genio musical merece ser recordado en toda su amplitud. © eMe
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