Cronología política

¿Kakania?

Probablemente la mejor explicación sean las siguientes palabras de Musil en El hombre sin atributos:

Kakania

Al comienzo de la sección, el traductor, José M. Sáenz, introduce la siguiente nota:

Las siglas iniciales empleadas en el Imperio austro-húngaro eran: k.k. (pronunciación: kaka, abreviatura de kaiserlich königlich=imperial-real); o k.u.k. (pronunciación: ka und ka, abreviatura de kaiserlich und königlich=imperial y real).

«[...] En los buenos tiempos de la antigüedad, cuando aún existía el Imperio Austríaco, se podía abandonar el tren del tiempo en un caso así, tomar un tren corriente de una vía férrea común y volver a la patria.

Allí, en Kakania, aquella nación incomprensible y ya desaparecida, que en tantas cosas fue modelo no suficientemente reconocido, allí había también  velocidad, pero no excesiva. Cuántas veces se pensaba desde el extranjero en este país, se soñaba en los caminos blancos, anchos y cómodos del tiempo de los viajes a pie y de las diligencias, con bifurcaciones en todas las direcciones semejando canales regulados y galones de claro cotí en los uniformes, estrechando las provincias con el abrazo del papeleo administrativo. ¡Y qué comarcas! Mares y glaciares, el Carso, Bohemia con sus campos de grano, las costas adriáticas con el chirrido de inquietos grillos, aldeas eslovacas donde el humo salía de las chimeneas como de los aleros de una nariz respingona, y el pueblecito agazapado entre dos colinas como si hubiera abierto la tierra sus labios para calentar entre ellos a su criatura. Por estas carreteras, naturalmente, también rodaban automóviles, pero no demasiados. Aquí se preparaba, como en otras partes, la conquista del aire, pero sin excesivo entusiasmo. De cuando en cuando se enviaba algún barco a Sudamérica o al Asia oriental, pero no muchas veces; se tenía asiento en el centro de Europa donde se intersecaban los antiguos ejes del continente; las palabras colonia y ultramar sonaban como algo lejano y desconocido. El lujo crecía, pero muy por debajo del refinamiento francés. Se cultivaba el deporte, pero no tan apasionadamente como en Inglaterra. Se concedían sumas enormes al ejército, pero sólo cuanto necesitaba para figurar como la segunda más débil de las grandes potencias. También la capital era un poco más pequeña que todas las otras metrópolis del mundo, pero algo más grande de lo que suele constituir una gran ciudad. EL país estaba administrado por un sistema de circunspección, discreción y habilidad, reconocido como uno de los sistemas burocráticos mejores de Europa, al que sólo se podía reprochar un defecto: para él genio y espíritu de iniciativa en personas privadas, sin privilegio de noble ascendencia o de cargo oficial, era incompetencia y presunción. Pero ¿a quién le gustaría dejarse guiar por desautorizados? En Kakania el genio era un majadero, pero nunca, como sucedía en otras partes, se tuvo a un majadero por genio.

Cuantas cosas interesantes se podrían decir de este Estado hundido de Kakania. Era, por ejemplo, imperial-real, y fue imperial y real; todo objeto, institución y persona llevaba alguno de los signos k.k. o bien k.u.k., pero se necesitaba una ciencia especial para poder adivinar a qué clase, corporación o persona correspondía uno u otro título. En las escrituras se llama Monarquía austro-húngara; de palabra se decía Austria, términos que se usaban en los juramentos de estado y se reservaban para las cuestiones sentimentales, como prueba de que los sentimientos son tan importantes como el derecho público, y de que los decretos no son la única cosa en el mundo verdaderamente seria. Según la Constitución, el Estado era liberal, pero tenía un gobierno clerical. El gobierno fue clerical, pero el espíritu liberal reinó en el país. Ante la ley, todos los ciudadanos eran iguales, pero no todos eran igualmente ciudadanos. Existía un Parlamento que hacía uso tan excesivo de su libertad que casi siempre estaba cerrado; pero había una ley para estados de emergencia con cuya ayuda se salía de apuros sin Parlamento, y cada vez que volvía de nuevo a reinar la conformidad con el absolutismo, ordenaba la Corona que se continuara gobernando democráticamente. De tales vicisitudes se dieron muchas en este estado, entre otras, aquellas luchas nacionales que con razón atrajeron la curiosidad de Europa, y que hoy se evocan tan equivocadamente. Fueron vehementes hasta el punto de trabarse por su causa y de paralizarse varias veces al año la máquina del Estado; no obstante, en los períodos intermedios y en las pausas de gobierno la armonía era admirable y se hacía como si nada hubiera ocurrido. En realidad no había pasado nada. Únicamente la aversión que unos hombres sienten contra las aspiraciones de los otros (en la que hoy estamos todos de acuerdo), se había presentado temprano en este estado, se había transformado y perfeccionado en un refinado ceremonial que pudo tener grandes consecuencias, si su desarrollo no se hubiera interrumpido antes de tiempo por una catástrofe [...]»

MUSIL, Robert. El hombre sin atributos. Traducido por José M. Sáenz. 4ª ed. Barcelona: Seix Barral, 1983, pp. 39-41.

Tabla

1792 Francisco, como Francisco II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
1804 Francisco, como Francisco I, emperador hereditario de Austria.
1806 Francisco renuncia al título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (a ser Francisco II)
1815 Pacto de la Santa Alianza entre el zar Alejandro I de Rusia, Francisco I de Austria y Federico Guillermo III de Prusia. Congreso de Viena, Metternich organiza la Europa postnapoleónica. Creación de la Confederación germánica con el emperador de Austria como presidente y el rey de Prusia como vicepresidente.
1835 El hijo mayor de Francisco, Fernando I, le sucede. Sufre trastornos mentales, un consejo de regencia dominado por Metternich dirigirá el gobierno.
1848 Revolución en Viena y levantamientos nacionalistas checo, italiano y húngaro. Tras su fracaso, Francisco José I se convierte en emperador de Austria. Constitución de marzo.
1850 Ante las amenazas austriacas Prusia se retira de Olmütz (Bohemia)
1859 Guerra entre Francia-Piamonte y Austria. Tras la batalla de Solforino, Austria pierde en Italia la Lombardía y el Piamonte.
1860 Con el Decreto de Octubre, entre otra legislación, el Emperador autoriza a los judíos a cambiar de residencia dentro del Imperio.
1866 Guerra austro-prusiana. Prusia derrota a Austria en la batalla de Sadowa. Con la Paz de Praga, Austria pierde Venecia, reconoce la disolución de la Confederación Germánica y el derecho de Prusia, liderada por Bismark, a organizar la Alemania del Norte.
1867 Dualismo austrohúngaro: Francisco José emperador de Austria (Cisleithania) y rey de Hungría (Trnasleithania). En común el soberano y tres ministerios: Exteriores, Finanzas y Guerra.
Se inicia el período de gobiernos liberales que terminará en 1878.
1868 Abolición del concordato con Roma (cedía a la Iglesia el control de la educación y la cultura).
1869 Servicio militar obligatorio y ley de escuelas primarias.
1871 Se rechaza el proyecto de una constitución autónoma para los checos de Bohemia.
1873 Exposición Universal, hundimiento de la Bolsa de Viena.
1874 Fundación del SDAPÖ (Partido Socialista Austriaco).
1878 Ocupación de Bosnia.
1879 Fin del periodo liberal y comienzo del 'anillo de hierro': El conde Eduard Taafe gobernará con métodos policíacos hasta 1893 con una coalición de católicos, eslavos y conservadores.
1881 Suicidio del príncipe heredero Rodolfo.
1882 Reforma electoral. Se reconoce el bilingüismo en Bohemia y Moravia. 'Programa de Linz' combinando reformas sociales y un nacionalismo con características antisemitas. Georg Schönerer, violento antisemita, líder de los nacionalistas alemanes radicales que pretenden la unión con Alemania.
1883 Se crea la universidad checa de Praga.
1884 Leyes de excepción contra el movimiento socialista.
1888 Reorganización del Partido Socialdemócrata dirigido por Viktor Adler. Karl Lueger líder del partido Social-Cristiano (católico, populista y peculiarmente antisemita) será alcalde de Viena.
1889 Formación del Partido Socialdemócrata dirigido por Viktor Adler. Los partidos nacionalistas alemanes suscriben el Programa nacionalista de Pentecostés, se deroga el decreto de bilingüismo provocando la obstrucción de los checos.
1893 Un proyecto de reforma electoral provoca la caída del gobierno Taaffe.
1896 Theodor Herzl lidera el movimiento sionista. Reforma electoral: 'para la quinta curia' pueden votar todos los mayores de 24 años (cinco millones de nuevos electores) las otras cuatro se eligen entre un censo de 1.700.000 electores
1897 Decreto del primer ministro Badeni implantando oficialmente el bilingüismo en Bohemia y Moravia. La obstrucción de los diputados germanos   paraliza el funcionamiento del Consejo del Imperio.

Lueger, alcalde de Viena.

1898 Asesinato de la emperatriz (Sissi)
1907 Se aprueba el sufragio universal para los varones mayores de 24 años. El parlamento resultará ingobernable para el poder central.
1908 Anexión de la Bosnia Herzegovina ocupada desde 1878.
1909 Se gobierna mediante decretos imperiales.
1911 Últimas elecciones antes de la guerra con victoria de los socialdemócratas en las ciudades.
1913 Asunto Redl. Disolución de la dieta Bohemia.
1914 Disolución del Reichsrat (parlamento). Asesinato en Sarajevo del heredero, el archiduque Francisco Fernando y su esposa. El 28 de Julio declaración de guerra a Serbia. Se desencadena la primera guerra mundial.
1916 Friedrich Adler  asesina al primer ministro Stürgkh. Muerte de Francisco José, Le sucede su sobrino nieto Carlos I.
1918 Derrumbamiento del Imperio. Carlos I renuncia al poder en Austria el 11 de noviembre, en Hungría el 13.
1919 Austria, república independiente de  por el tratado de Saint Germain. Austria cede a Italia el Tirol del Sur, Triste e Istria, partes de Dalmacia, Carintia y Carniola. Se reconoce la independencia de Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Yugoslavia. Prohibición de la unificación con Alemania. Hungría cede Eslovaquia a Checoslovaquia, Croacia y Eslovenia a Yugoslavia, el Banato a Yugoslavia y Rumania y Transilvania a Rumania.

Fuentes

BOUDET J. Cronología Universal Espasa. Versión en castellano de Isabel Pastor e Inés Pérez Pastor. Madrid: Espasa Calpe, 1997.

JANIK A. y TOULMIN S. La Viena de Wittgenstein. Versión castellana de Ignacio Gómez de Liaño. 1ª ed. Madrid: Taurus, 1974. Ensayistas, 126.

KINDER H. e Hilgwmann W. Atlas histórico mundial. De la Revolución Francesa a nuestros días. Traducción de Antón Dieterich Arenas. 15ª ed. Madrid: Istmo, 1990. Vol. II. Fundamentos, 2.

VALVERDE, Jose María: Viena: Fin del Imperio. Barcelona: Planeta, 1990. Ciudades en la historia.