Los beneficios del Euro
La necesidad de una moneda única en Europa surge cuando se quieren suprimir las barreras no arancelarias a la libre circulación de bienes, capitales, servicios y personas y completar la realización del mercado único.
Los dos beneficios esenciales que se obtienen por formar parte de una unión monetaria son:
1. Eliminación de los costes de transacción como consecuencia de la sustitución de las distintas monedas nacionales por una moneda única. Aunque es difícil cuantificar esta reducción de costes, algunos autores han estimado las ganancias derivadas de la eliminación de estos costes de transacción para la Unión Europea en un 0,5% aproximadamente del PIB.
2. Eliminación de la incertidumbre asociada a la variación de los tipos de cambio de las monedas de los países que se integran en la moneda única. Esta ventaja es clara si se consideran los efectos perjudiciales que la excesiva variabilidad de los tipos de cambio y la incertidumbre generan sobre los flujos de comercio e inversión internacionales.
Además de los efectos beneficiosos sobre estas dos variables, se pueden señalar también los efectos de la menor incertidumbre sobre el crecimiento económico: la reducción de la variabilidad de los tipos de cambio llevaría a un descenso de la prima de riesgo que incorporan los tipos de interés reales. Esto, a su vez, tenderá a aumentar las inversiones productivas al hacer atractivos aquellos proyectos que actualmente no lo son debido al relativamente alto coste del capital. De forma que la mayor eficiencia en la utilización de los recursos llevaría a una mayor productividad y, en consecuencia, a un mayor crecimiento a medio plazo.
Menor incertidumbre |
Ahora bien, a estos efectos beneficiosos hay que añadir otros que se derivan del proceso particular de introducción del euro que ha seguido la Unión Europea, así como de las características diferenciales que ésta presenta. Las normas de obligado cumplimiento relativas al tamaño de la deuda pública y del déficit público y la existencia de una sola autoridad monetaria encargada de formular una política monetaria única suponen una garantía adicional de estabilidad.
De la consideración de estos elementos pueden identificarse los siguientes beneficios:
Profundización en el mercado interior: El establecimiento del euro, aunque no imprescindible para el funcionamiento del mercado interior, sí permite dar un paso definitivo en la consecución de la integración de los mercados, incrementando así los beneficios que aquél ofrece. En efecto, la existencia de monedas distintas y la inestabilidad cambiaria asociada constituye una barrera que impide hacer efectivos todos los beneficios potenciales del mercado único. El establecimiento de los precios de los bienes y servicios en una sola moneda favorece la transparencia en todo el mercado europeo, con lo que se dificulta la fijación discriminatoria de precios.
Estos efectos son de aplicación asimismo a los mercados financieros, en los que se incrementa la competencia entre las diversas instituciones financieras al desaparecer uno de los elementos que contribuyen a la segmentación de mercados: la denominación de los activos en distinta moneda. En consecuencia, las alternativas de financiación abiertas a particulares y empresas se verán ampliadas y mejoradas de forma sustancial.
TIPOS DE CONVERSIÓN DEL EURO
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Estabilidad macroeconómica: Las condiciones de convergencia fijadas en el Tratado de la Unión Europea garantizó que sólo aquellos países con estabilidad macroeconómica accedieran a la moneda común. La satisfacción de dichos criterios asegura que los países tienen unas finanzas públicas saneadas y que han conseguido estabilizar la inflación a unos niveles reducidos. El funcionamiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento permitirá que los países miembros sigan comprometidos con la estabilidad macroeconómica, y fundamentalmente con el control de los déficit públicos.
Las buenas condiciones macroeconómicas apuntadas se ven reforzadas por la existencia de una política monetaria única, cuyo objetivo es la estabilidad de precios. Todo ello garantiza además la alta credibilidad antiinflacionista del BCE, con lo que conseguir los resultados deseados de inflación resultará menos costoso.
Moneda internacional: Finalmente, el poder económico y comercial de la Unión Europea y las bases sobre las que se ha
construido la moneda única, permiten que el euro se convierta en una moneda de reserva internacional.
Historia de la
gestación del Euro
Junio de 1989: Sobre la base del informe presentado por el Presidente de
la Comisión, Jacques Delors, el Consejo Europeo de Madrid establece los principios
generales para la Unión Económica y Monetaria: objetivo de una moneda única, diseñando
un proceso en varias fases.
1 de julio de 1990:
Comienza oficialmente la primera fase de la UEM.
10 de diciembre de 1991:
firma del Tratado de la Unión Europea. Decisión de crear una Unión monetaria y
adopción de cinco criterios de convergencia con límites a la deuda pública, el déficit
público, la tasa de inflación, los tipos de interés y la estabilidad en los tipos de
cambio.
7 de febrero de 1992:
Tratado de Maastricht consagrando el calendario en tres etapas de los logros que deben
alcanzarse.
1 de enero de 1994:
segunda
fase de la UEM (período de transición) 13 de diciembre de 1997: Consejo Europeo de Luxemburgo: 1 de enero de 1999: 1 de enero de 2002: introducción del euro; puesta en circulación de las monedas y billetes. 1 de julio de 2002: anulación del estatuto de moneda legal de las monedas y billetes nacionales. |
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