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Los intercambios en el mundo medieval fueron, sin duda, muy ricos. Desde los que se efectuaban en áreas cercanas a los de áreas alejadas. Desde los productos alimenticios a los productos artesanales. Algunos generaron riquezas extraordinarias, otros modestos ingresos. Los mercaderes ofrecían productos muy diversos. A los ricos los productos exóticos y refinados. A los pobres lo más necesario, la sal, los paños, el vino. Para todos las especias. El consumo del hombre medieval fue muy variado; muy especialmente consumía paños de lana para vestirse y especias para condimentar el alimento, pero no se olvidaba los productos “de placer”, el vino para dar gusto al cuerpo y los libros para complacer al espíritu. |
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