Notas al programa: Obras de J. C. Arriaga y F. García Lorca

Juan Crisóstomo de Arriaga (Bilbao, 27 de enero de 1806 - París, 17 de enero de 1826) fue un compositor español de música clásica, apodado el “Mozart español” o "Mozart vasco", debido a las grandes dotes musicales que presentaba ya desde niño, al igual que Wolfgang Amadeus Mozart, así como a su prematura muerte a los diecinueve años de edad.

El genio y talento precoz del compositor bilbaíno Juan Crisóstomo de Arriaga quedó de manifiesto en esta su primera ópera, Los Esclavos Felices, compuesta cuando sólo contaba con 13 años de edad.

Años después, ya durante su estancia en París, y poco antes de su fallecimiento (debido a una tuberculosis, que lo llevó a la tumba con sólo 19 años de edad), Arriaga compuso una obertura pastoral para la ópera, que es además lo único que se ha conservado de ella, y que presenta como características principales la solidez de la técnica compositiva y un notable dominio de la forma.

Obertura de 'Los esclavos felices'

La Obertura de 'Los esclavos felices' fue revisada bajo el nuevo título de Obertura Pastourelle. Ésta es la versión que se editó en 1951 en Bilbao y que habitualmente se interpreta.

Aria de Edipo. Basada en la primera escena del texto del francés Nicolas-François Guillard que aquél escribió, siguiendo la tragedia homónima de Sófocles, para la ópera Oedipe à Colonne compuesta por el italiano Antonio Sacchini en 1786. En ella, Polinice, hijo de Edipo, se lamenta lastimosamente por la maldición de su padre, cuya reconciliación desea. Se trata de un recitativo y aria da capo para tenor, con breve interludio orquestal, de factura aparentemente sencilla, que persigue realzar el dramatismo de la situación. La pieza está musicalmente construida mediante una introducción orquestal en ritmo de grave acorde con el dramatismo del texto, seguida de un recitativo en el que la orquesta, al modo francés, realiza al final de las frases un apoyo variado para resaltar el significado de las mismas, finalizando con un aria da capo concluida con una pequeña coda con trompas en furiante.

Aria de Medea. Arriaga compuso otra aria, esta vez sin recitativo, para el personaje de Dirce –soprano lírica- de la ópera Médée, sobre texto del francés François-Benoît Hoffman. Se trata de un fragmento del libreto de la ópera homónima de Cherubini -Juan Crisóstomo no debió escribir la pieza sin el obvio beneplácito del maestro- estrenada en 1797. La ópera, que fue uno de los mayores éxitos de su autor, constituye una de las pocas creaciones de aquél que aun hoy suben a los escenarios. El aria corresponde al inicio del primer acto, cuando Dirce, hija de Creonte, rey de Corinto, prepara sus esponsales con Jasón, hijo del legítimo rey de Iolcos, de regreso con el vellocino de oro del proceloso viaje del Argos a la Cólquida. Jasón había sido allí seducido y desposado por las malas artes de la maga Medea, pero vuelve habiendo repudiado a su esposa por sus maltratos En la pieza se manifiesta el temor que siente Dirce de que la maga Medea todavía le prive de su amado.

Las Canciones Populares Españolas

Tal vez la consecuencia más subrayada de los trabajos “de campo” y del amplísimo conocimiento de canciones que tuvo Federico se sitúa, además de en algunas de sus obras literarias, en las Canciones populares españolas, importantísimas por su repercusión en la vida musical de la España de la Segunda República y su llegada al cancionero republicano de la guerra civil.

Junto con Granada, las Canciones Populares Españolas son los únicos testimonios en partitura y registrados en la Sociedad de Autores que Lorca legó. En el primer caso, se trata de una composición propia, mientras que en el segundo llevó a cabo una armonización sobre las melodías que recopiló en trabajos de campo, en parte realizadas gracias a la formación de armonicista que recibió en su primera etapa. Al tiempo, fue su única grabación como pianista; también la única que conservamos del Lorca músico.

Lorca grabó estas canciones con la bailaora y cantante Encarnación López Júlvez, La Argentinita (1895-1941) para el sello La Voz de Su Amo en el año 1931. La compilación se compuso de cinco discos en los que Lorca tocaba el piano y La Argentinita cantaba e interpretaba las castañuelas.

Sobre su letra, Federico remarcó la belleza de la lírica tradicional transmitida oralmente de generación en generación: “¿qué más poesía? Ya podemos callarnos todos los que escribimos y pensamos poesía ante esa magnífica poesía que han hecho los campesinos”

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