La Palma del Condado cuenta con dos hermandades cruceras, la de la calle Sevilla y la de la calle Cabo, cuya rivalidad y pique se torna manifiesto tanto durante la celebración de sus respectivas festividades como en muchos aspectos de la vida cotidiana de la localidad.

Los actos religiosos y festivos correspondientes a la Cruz de la calle Sevilla tienen lugar la primera quincena del mes de mayo, normalmente en el fin de semana más próximo al día quince de ese mes. Dos calles palmerinas, Manuel Siurot y Sevilla, se preparan para la fiesta adecentando y encalando sus fachadas, pintando de blanco los bordillos de las aceras y engalanado las calles con banderitas y motivos de color rojo, el que identifica a los "piomperos", seguidores de la cruz de la calle Sevilla, las jornadas previas al comienzo de las fiestas.

Por su parte la junta de gobierno y miembros de la hermandad de la Santa Cruz de la calle Sevilla trabajan durante todo el año para recaudar fondos y ultimar los preparativos para los días de fiesta. Entre otros la elección del pregonero, el montaje de las carrozas de la Reina y Damas de las fiestas bajo la supervisión del "carrocista", la celebración de distintos actos religiosos, el arreglo del paso de la cruz y la decoración de su capilla, y el sorteo para establecer el orden del cortejo el día del Romerito.

Las fiestas que se suelen desarrollar de miércoles a domingo, por lo general coincidiendo con el último fin de semana de la primera quincena de mayo, dan comienzo con la proclamación de la Reina y Damas de la fiesta y la imposición de bandas.

La noche del jueves en la capilla de la Cruz se celebra el acto de Exaltación de la Cruz y el traslado del madero a su paso.

El viernes, por su parte, sobre las diez de la noche, tiene lugar la entrada de la banda de música al pueblo, que marcha por la calle Sevilla seguida de los piomperos y se detiene ante la Capilla de la Santa Cruz para tocar en su honor. Ese mismo día, sobre las doce, se realiza una ofrenda de flores a la patrona, la Virgen del Valle, por parte de la Reina y sus Damas, la junta de gobierno y distintos miembros de la hermandad. Esa noche la fiesta continúa con la quema de un toro de fuego a partir de las tres de la madrugada.

La jornada del sábado comienza con una diana floreada por las calles piomperas para dar paso, ya a las seis y media de la tarde, al Romerito que parte de la calle Sevilla con destino a la calle Real. Se trata de un recorrido urbano, circular, que pasa por delante de la capilla de la Cruz para terminar en ese mismo lugar. Después del romerito, a las tres de la mañana se corre el segundo toro de fuego de estas fiestas.

El domingo, día de la Cruz, tras un breve pasacalles, da comienzo el traslado de la Santa Cruz desde su capilla a la iglesia parroquial de san Juan Bautista. Una vez allí se oficia una Función Principal de Instituto y a su término se lleva a cabo la procesión de la Santa Cruz de vuelta a su capilla.

El ambiente festivo continúa en la calle, hasta que a las diez de la noche, una multitud se reúne en la puerta de la capilla para cantar y bailar por sevillanas al toque del tamboril en honor a su Cruz. Acto seguido y para dar por terminada la quincena de la Cruz de la Calle Sevilla, se quema el último toro de fuego.

Entre las modificaciones más reseñables destaca la presencia de varias cruces en la localidad, rivales entre sí, y su paulatina desaparición hasta la actualidad en la que sólo se han mantenido las de la Calle Sevilla y Calle Cabo. Estas han constituido un sistema de mitades que divide e identifica a dos sectores de la población. Las Fiestas de la Cruz de la Calle Sevilla son organizadas y financiadas por su hermandad, contando con la colaboración del ayuntamiento.

Mayo: Los actos religiosos y festivos se celebran en la primera quincena del mes de mayo, normalmente en el fin de semana más próximo al día quince de este mes.