En 1988, el director Giuseppe Tornatore estrenaba Cinema Paradiso, una de las más bellas películas centradas en homenajear al propio cine. Lo que no sabía Tornatore es que muchos años antes, acabando la década de los 50, en un pueblo de la Axarquía malagueña de apenas 2.000 habitantes, Benamargosa, iniciaba sus proyecciones el Cine Paraíso.

     En 1988, el director Giuseppe Tornatore estrenaba Cinema Paradiso, una de las más bellas películas centradas en homenajear al propio cine, que seguía las vivencias de un niño, Totó, que se hace amigo del camarógrafo de una pequeña sala de cine, único entretenimiento en el pueblecito italiano en el que viven. Gracias a ello, Totó, y los espectadores, puede ir adentrándose en la magia del cine y disfrutar de una de las expresiones artísticas más completas, ya que combina técnicas y formas propias de la fotografía, la pintura, el teatro, la literatura…

     Lo que no sabía Tornatore es que muchos años antes, acabando la década de los 50, en un pueblo de la Axarquía malagueña de apenas 2.000 habitantes, Benamargosa, iniciaba sus proyecciones el Cine Paraíso, bien que como cine de verano. No era algo que pillara de nuevas a sus habitantes pues por esas fechas también se podía ver películas en al menos otras dos salas cerradas (el cine Novedades y el conocido como de la Barriada del Salto del Negro)  y alguna más “de verano”, según consta en los expedientes de autorización de tales actividades del Gobierno Civil de la provincia conservados en el Archivo Histórico Provincial de Málaga.

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