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Mayo 2011

La negra Mª del Carmen: una história de esclavitud en la Sevilla del XIX

Imagen esclava

Código de referencia: ES 41003 AHPSE 1.1.1. Real Audiencia de Sevilla, 29663/1
Título: La negra María del Carmen,esclava natural de Angola, contra su dueño, Antonio García sobre que le de carta de libertad y la restituya a Lima.
Fecha: 1831, agosto, 5 – 1831, agosto, 11. Sevilla
Nivel de descripción: unidad documental compuesta.
Extensión y soporte de la unidad de descripción: Papel: 4 hojas tamaño folio prolongado.
Nombre del productor: Real Audiencia de Sevilla
Reglas o convenciones: ISAD (G)
Nota del archivero: María del Carmen Díaz Castillo
 
La esclavitud fue desde siempre una situación normal, y a menudo esencial, para la economía y la sociedad de las civilizaciones antiguas. En la antigua Mesopotamia, India y China se utilizaron esclavos en las casas, en el comercio, en la construcción a gran escala y en la agricultura.
En España su uso y abuso fue justificado por la necesidad de explotar los recursos del continente americano y asiático a bajo coste, lo que engrandeció el patrimonio de la metrópoli a costa del sufrimiento de los indígenas primero y de los negros después, cuando aquellos se mostraron insuficientes tras el alarmante descenso de su población.La demanda de mano de obra en las Indias, a partir sobre todo de los años 1515-17, incita a la búsqueda y captura de esclavos negros, formándose con este objetivo compañías mercantiles entre genoveses, portugueses y castellanos. Esto justifica en Sevilla, “puerto y puerta de las Indias”, y otras ciudades andaluzas, la existencia de una actividad mercantil y comercial muy intensa, que los documentos conservados en el AHPS no hacen sino confirmar.
portada pleito_esclavaEl documento protagonista de este mes de mayo es un pleito iniciado ante la Real Audiencia de Sevilla en 1831 por Mª del Carmen, una esclava negra natural de Angola, casada y con una hija,  que es comprada en Lima por Antonio García y traida a Sevilla como ama de cría para sus hijos, prometiéndole a cambio carta de libertad y su restitución a Lima. Promesa que nunca cumpliría ya que, una vez criados sus hijos, la echa de la casa para que “peresca de necesidad”.
Los esclavos que llegaban por vía marítima en las naves portuguesas traían marcas e hierros puestos por los mercaderes para que no pudieran escapar. Solían echarles argollas en los pies, en el cuello y en los brazos y los señalaban con marcas y pinturas. En ambos carrillos les ponían una S y un clavo -es decir, la palabra "esclavo"- para que todos supieran que era cautivo y no libre.
Desde un punto de vista estrictamente mercantil,los esclavos constituían un bien más objeto de compraventa. En el AHPS se han conservado infinidad de contratos que testimonian dichas actividades, como el de 1636 por el que el escultor Alonso Cano vende al pintor luxemburgués Pablo Lebot un esclavo negro llamado Francisco, de 25 años, por precio de 1400 reales de vellón. El valor de un esclavo venía condicionado por su sexo, edad, raza y color. En dicha escritura se hace constar que el esclavo no estaba endemoniado, ni tenía ojos claros, ni era borracho, ladrón ni huidor, y que era "cautivo de buena guerra" (autorizada su esclavitud).
Por regla general,el precio de las mujeres tendía a ser ligeramente superior al de los varones, especialmente aquellas que se hallaban embarazadas y las que tenían entre once y veinte años. Hay que subrayar, además, el carácter de servicio doméstico que tuvo la esclavitud andaluza, lo que podía motivar, por tanto, una mayor predilección por la mujer.La frecuencia de la maternidad en la esclava constituía una garantía para el dueño, que veía de esta manera incrementado el número de sus esclavos. A menudo se adquirían esclavas con uno, dos e incluso tres hijos de meses o de muy pocos años, como es el caso del pleito que presentamos.
La liberación, llevada a cabo normalmente por cláusula de testamento, venía a ser una recompensa que el dueño concedía al esclavo cuando éste le había servido con lealtad. La mayor parte de los libertos, en especial mujeres y niños, continuaban en el hogar de sus antiguos dueños, vinculados a ellos como criados libres y quedando situados socialmente como una curiosa figura jurídica de criado semilibre, aunque el amo encargase a veces a sus herederos que le trataran como a persona.
El proceso de la liberación de los esclavos en España es el más complicado y largo del mundo pues se desarrolló, nada menos, que en cuatro fases hasta que en 1879, Alfonso XII abolió la esclavitud en Cuba , última colonia en la que aún seguía vigente.

 

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