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Diciembre 2010

La Inmaculada en la Tierra de María Santísima. Documentos sobre la Purísima en el AHPSE 

Detalle Virgen

Código de referencia: ES 41003 AHPSE 1.2.1. Protocolos Notariales, 18322 P

Título: Índice del oficio nº 1 de Sevilla. Distrito de Sevilla.
Fechas: 1738
Nivel de descripción: unidad documental compuesta.
Extensión y soporte de la unidad de descripción: Papel: 38 hojas tamaño folio prolongado.
Nombre del productor: Manuel Martínez Briceño, escribano público
Reglas o convenciones: ISAD (G)
Nota del archivero: Mª Amparo Alonso García

 

Es suficiente con conocer someramente la historia de Sevilla y recorrer sus calles y sus monumentos para encontrar abundantes testimonios que confirman la antigüedad y profundidad de la advocación mariana en instituciones religiosas, civiles académicas y gremiales de la ciudad. Esta devoción a la Virgen ha sido ratificada incluso con el calificativo popular dado a la ciudad de “Tierra de María Santísima”.
 
Los primeros documentos escritos sobre la pureza original de Nuestra Señora los encontramos en obras de San Justino (100-167), San Irineo (130-202), Tertuliano (160-240) y, sobretodo, en San Efrén de Siria que el año 373 exclama “no hay en ti mancha ni tampoco en tu Madre”. En España el primer cantor de la Inmaculada es el poeta Aurelio Prudencio (348- siglo V) en su obra Peristephanon.
El concilio de Toledo (656) instituye la primera fiesta litúrgica hispana dedicada a la Virgen, la cual era celebrada en época de adviento con la advocación de La Concepción de María pero referida ésta a la de su Divino Hijo, por lo que se le considera antecedente de la memoria o fiesta mariana de la Expectación del parto o Santa María de la O. En el siglo XII llega a España la fiesta de la Inmaculada, procedente de Francia. En un misal conservado en la Catedral de Sevilla de rito isidoriano (visigótico) y datable en este siglo, está registrada la conmemoración de La Conceptio Virginis Mariae, que se celebraba el 8 de diciembre pero sin el rito de la octava. Durante todo el siglo XVI encontramos documentación de la devoción concepcionista de los canónigos sevillanos; así el 13 de diciembre de 1504 se reúne el cabildo “para hacer fiesta el día del octavario de Nuestra Señora de la Concepción”, en 1519 se iguala en dotación a la fiesta del Corpus, refrendándose dicho acuerdo en 1578. Como es bien sabido es el siglo XVII la gran centuria inmaculista, cuyo exacerbado fervor y apoyo a la creencia estalla en Sevilla en 1613 tras una predicación del dominico fray Diego de Molina en contra de la piadosa opinión, lo que originó un fuerte espaldarazo a la conciencia religiosa de la ciudad, que manifiesta públicamente en funciones, procesiones, votos de sangre y demás su amor concepcionista. Durante el siglo XVI, el movimiento inmaculista se propagó mediante la creación de cofradías en honor a la Inmaculada como la fundada por Gonzalo Suárez de la Fuente el Sauce en 1515. En el concilio diocesano de Sevilla la Inmaculada es una de las cinco fiestas marianas. En 1569, la fiesta fue incluida en el Breviario Romano. En 1613, la primitiva Hermandad del Silencio de Sevilla organizó una procesión para defender que María fue concebida sin pecado original. El 8 de diciembre de 1617 bajo el pontificado de don Pedro de Castro y a propia petición suya, los cabildos de la ciudad –secular y eclesiástico– realizan el voto a favor de la creencia inmaculista:
“ Mater Dei a peccato originali semper fuit preservata”
 
cieguecitaLas representaciones de la Inmaculada Concepción que, en distintas formas, se conservan por la ciudad, nos hacen recordar ejemplos tan maravillosos como conocidos, por su calidad artística y su popularidad. La iconografía mariana responde al esquema de la Inmaculada Concepción, tipo iconográfico que hunde sus raíces en los inicios del arte cristiano con la figura de María representada sola o con el Niño. Podríamos hablar de obras capitales que representan iconográficamente el tema de la “Pura y Limpia” como la “Cieguecita” de Martínez Montañés” de la Catedral. También creaciones de grandes artistas de la pintura reflejan esta devoción mariana, con ejemplos insuperables. El modelo femenino que supo captar Murillo estableció el culmen de la representación de la idea religiosa de la concepción inmaculada de María.
 
Son menos conocidas aunque no por ello poco numerosas las referencias a la Inmaculada Concepción de María en libros litúrgicos, actas conciliares, en bulas y decretos, en libros de reglas de hermandades y cofradías. En los fondos documentales conservados en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla son numerosas las referencias a la inmaculada concepción de María, con ejemplos textuales y gráficos, manuscritos e impresos.
 
 
 
DOCUMENTOS SOBRE LA PURÍSIMA EN EL ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE SEVILLA
 
Tres son los ejemplos seleccionados entre los numerosos documentos que se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla y que contienen alguna alusión a la Inmaculada. Cada uno es modelo de un tipo de referencia habitual en los documentos de archivo: de carácter textual, de tipo impreso, y de carácter pictórico.
 
 
 
Doc. 1: Invocación a la Inmaculada en diligencia de apertura de Libro índice de protocolo notarial de Sevilla. Año 1738.
 
Como indica el historiador González Cruz, las cláusulas  y fórmulas notariales, impregnadas de la piedad notarial, no hacían más que recoger las creencias y conductas de la época en que vivían. Aunque generalmente estas cláusulas habían sido copiadas de un manual de escribanía, en numerosas ocasiones, a pesar de la frialdad del documento, hemos podido observar la expresión voluntaria de los sentimientos individuales del escribano. Es el caso de la diligencia de apertura de un libro índice de un protocolo notarial de Sevilla del siglo XVIII (AHPSE / Protocolos Notariales de Sevilla / Índice del Protocolo Notarial del Oficio 1 de 1738, fol. 2 r. / Signatura 18322 P), cuyo contenido es el siguiente: 
 
Detalle_indice_1738
Jesús, María y José
Abecedario del año del Señor de 1738
Bendito [y] alabado sea el Santísimo Sacramento y la limpia concepción de la Virgen María nuestra señora, concebida sin mancha de pecado original desde el primer instante de su purísimo ser natural.
Usa y ejerce este oficio de escribano público del Caño Quebrado Luis Martínez Briceño. Ssno. pco.
Año de 1738.
  
Doc. 2: Grabado de la Inmaculada Concepción en estilo renacentista en Memorial impreso. Pleito de la Real Audiencia. Años 1618-1832
 
El concepto de la “inmaculada concepción” se expresará a través de la iconografía y tendrá un desarrollo en el arte del grabado y la iluminación de libros y documentos. A partir de 1500 veremos la imagen de la Virgen de pie, orando, y rodeada de símbolos y atributos. Esta representación que hemos escogido la encontramos dentro de un pleito de la Real Audiencia, en un concurso de acreedores a los bienes de Esteban y Juan López de Cabrera, su hijo, en el primer folio de un memorial impreso. La imagen que vemos en la cabecera del documento aparece coronada de estrellas, rodeada por los rayos del sol y sobre el creciente lunar.
 
 
 Detalle de Virgen grabada
  
Doc. 3. Dibujo de la Inmaculada Concepción en la portadilla del Libro de Acuerdos de la Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción de Osuna.
 
El segundo ejemplo escogido de representaciones de la Pura y limpia dentro de los documentos conservados en el Archivo se encuentra en el Libro de Acuerdos de la cofradía de Nuestra Señora de la Concepción de Osuna, perteneciente al fondo documental de la Junta Provincial de Beneficencia, sección Patronatos, Patronato de Gaspar López Torrijos. Años 1632-1715, Signatura 5820 L. La Virgen aparece con una aureola de luz en la cabeza y coronada de estrellas. Tiene alrededor un óvalo de espesas nubes y a los pies de nuevo el creciente lunar. Para nada podemos apreciar calidad técnica, pero sí destacar algunos detalles curiosos. El color del vestido de la virgen es rojo o rosa y la túnica azul. Los especialistas en pintura barroca analizan la generalización del color blanco de la túnica con posterioridad a la obra de Francisco Pacheco, Arte de la Pintura, en la que recomendaba pintar la túnica de la virgen blanca y el manto azul, aunque el propio Pacheco y otros pintores posteriores siguieron utilizando el rojo o rosa. También curiosamente decía Pacheco en su obra que las puntas de la luna debían ir hacia abajo, estando la mujer no sobre el cóncavo sino sobre el convexo. En nuestros dos ejemplos el creciente lunar se representa con las puntas hacia arriba.
 
 Detalle Virgen
 
BIBLIOGRAFÍA
 
Ros, C., La Inmaculada y Sevilla, Sevilla. 1994
J. BONO, Historia del Derecho Notarial Español II, Madrid, 1982
PORTÚS, J., y VEGA, J., La Estampa Religiosa en la España del Antiguo Régimen,
Madrid 1998, p. 213.
STRATTON, S., La Inmaculada Concepción en el arte español, Madrid 1989.
GONZÁLEZ CRUZ, D., Escribanos y Notarios en Huelva durante el Antiguo Régimen
(1701-1800), Huelva 1991.
PARDO RODRÍGUEZ, M. L., “El notariado de Sevilla en el tránsito a la modernidad”, en P. OSTOS SALCEDO; M. L. PARDO RODRÍGUEZ (eds.), El Notariado Andaluz en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, Sevilla, 1996, 257-291.
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