La actividad benéfica privada fue una constante en la sociedad del Antiguo Régimen, ante la práctica inexistencia de iniciativas públicas en este sentido, y como forma de combatir los efectos de las endemias, carestías, hambrunas y epidemias tan frecuentes de un sistema económico de subsistencia. Así, instituciones piadosas destinadas a los más diversos fines caritativos eran fundadas por personas particulares -fundamentalmente por la alta burguesía o la aristocracia- o por órdenes religiosas, encontrándose por ejemplo en testamentos y últimas disposiciones un elevado número de fundaciones y patronatos instituidos al respecto.

Junto a ellos, los hospitales desempeñaron una importante labor como centros de recogida de indigentes y menesterosos, aunque aún muy alejados en el tiempo de los  centros sanitarios de época contemporánea.

Finalmente, hemos destacado en esta sección un testimonio de las habituales campañas de navidad que tradicionalmente se han venido llevando a cabo en nuestra sociedad, y que constituyen uno de los últimos retazos del sistema caritativo de reparto y redistribución que caracterizó la beneficencia durante el Antiguo Régimen.

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