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Documento destacado mes de mayo, 2021

 

 

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Mayo 2021

"Jean Laurent, el testigo de excepción" 

 

MajadeGoya

 

Fotografía de La Maja Desnuda de Goya por Jean Laurent, hacia 1865

AHPCO FRT

Archivo Histórico Provincial de Córdoba
C/ Pompeyos, 6 14003 CÓRDOBA.
Telf: +34 957 106 083
e-mail: informacion.ahp.co.ccul@juntadeandalucia.es

 

Nos acercamos a la clausura de la XVII Bienal Internacional de Fotografía de Córdoba que venimos disfrutando desde el mes de marzo. La exposición presenta las más novedosas corrientes y las creaciones de artistas consagrados locales y foráneos. Catorce sedes diseminadas por toda la ciudad, algunas incluso al aire libre, acogen las obras. Muchas suponen una explosión de color pero hay una muestra que nos transporta a un espacio plácido en cuyas paredes blancas cuelga la pátina del tiempo: Imágenes Inmunes. La Córdoba de Jean Laurent. Ubicada en el Colegio de Arquitectos, ofrece algunas de las tomas realizadas por el fotógrafo francés en las que nuestra ciudad es protagonista. Está comisariada por el fotógrafo y fotohistoriador Antoio Jesús González.
 
Traemos esta muestra a colación porque en el Archivo de la Familia Romero de Torres conservamos 55 fotografías de la casa Laurent.
 
Laurent no fue un fotógrafo cualquiera. Nacido en Nevers (Francia) en 1816, se estableció en Madrid a dónde llegó con 27 años. En la capital contrajo matrimonio con la viuda de un pastelero que aportó una hija a la familia. Trabajó por un tiempo en el obrador hasta que en 1856, ya con 40 años, abrió un estudio fotográfico en la Carrera de San Jerónimo, cerca del Congreso de los Diputados.
 
No sabemos si los dulces pasteles afinaron su olfato comercial, pero apostó por la elaboración de colecciones de imágenes que luego eran vendidas en láminas o en álbumes temáticos. La fórmula fue un éxito. Así que, aunque sus primeras fotografías fueron retratos de estudio, a partir de 1857 comenzó a viajar fuera de Madrid. Para sus desplazamientos por la península ibérica usaba el ferrocarril, cuando lo había, aunque en fechas tan tempranas debió hacer uso frecuente de las diligencias.
 
Estos trabajosos viajes se verían además entorpecidos por el voluminoso laboratorio de campaña donde preparaba y revelaba sus placas de vidrio. A partir de ellas se obtenían positivos en papel a la albúmina. Aunque sabemos que contrató a colaboradores para realizar negativos en algunas provincias, su actividad debió ser incansable recorriendo la península de norte a sur y de este a oeste. Estos periplos lo convirtieron en un testigo de excepción de la España de la segunda mitad de siglo XIX: conoció sus monumentos, sus gentes, sus obras públicas. En 1871 se le concedió permiso para fotografiar los objetos de arte del Museo Nacional de Pintura y Escultura del Prado. Todos estos negativos se incorporaron al archivo de la Casa Laurent.
 
El resultado fue una producción inmensa que se comercializó a través de los sucesivos catálogos que publicó la compañía, donde se relacionaban las fotografías a la venta. Se podían comprar sueltas, o montadas sobre cartones. Sus trabajos pueden encontrarse por todo el mundo pues desde 1868 abrió una tienda en París contribuyendo a difundir la imagen de nuestro país a través de sus ojos.
 
Las conservadas en nuestro archivo forman un conjunto misceláneo de láminas que debieron llegar a la familia Romero de Torres por diversos cauces. Contemplamos en ellas La Alhambra de Granada, los Alcázares de Sevilla, piezas de la armería del Palacio Real de Madrid, obras del Museo del Prado…
 
Los valores de estos documentos gráficos son numerosos. Son testimonio de la historia de la fotografía, de los profesionales que la cultivaron y de las técnicas que usaron. Pero además revelan aspectos de lo retratado: cambios urbanísticos, restauraciones, musealizaciones…
 
Para ilustrar este aspecto hemos escogido esta fotografía de la Maja Desnuda de Goya. El cuadro es famoso por el misterio que rodea la identidad de la modelo. Aunque la creencia mas extendida es que se trata de la Duquesa de Alba, hay estudiosos que se decantan por Pepita Tudó, amante del primer ministro Manuel Godoy. Está documentado que era el poseedor de ambas majas y que parece que se atrevía a mostrar a ciertas personalidades contemporáneas el cuadro de la maja desnuda en un gabinete apartado, junto a la Venus de Velázquez y la copia de Tiziano.
 
El caso es que en 1813 la colección de Godoy es secuestrada por la Inquisición, quien requirió a Goya para conocer la identidad de la modelo. Esta espinosa cuestión provocó que el lienzo permaneciera “escondido” en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando durante todo el siglo XIX. Sus compañeras de gabinete fueron expuestas en el Museo del Prado desde 1827, así que cabe pensar que este pudor para exhibirlo no era en razón de la materia sino por el misterio que lo envolvía. El cuadro ganó fama incluso más allá de nuestras fronteras, pero no fue expuesto en la pinacoteca nacional hasta 1901.
 
Podemos imaginar a Jean Laurent desplazándose a la sede de la Real Academia de San Fernando ubicada en el Palacio de Goyeneche, en la Calle de Alcalá número 13, cargado con su equipamiento. La espléndida fotografía está subtitulada con la leyenda:
 
Goya. 507. La maja nue (à l’Acadèmie de St. Ferdinand). Jean Laurent. Madrid
 
La inscripción confirma que la maja aún no había llegado al Prado, y que el número de inventario que tenía asignado era el 442 tal como se aprecia en el ángulo inferior derecho del cuadro. Tampoco figura en el subtítulo la sede que Laurent había abierto en París, por lo que nos atreveríamos decir que está tomada antes de 1868…, cuando sólo unos pocos privilegiados podían contemplar el cuadro.
 
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