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Enero 2010

La última voluntad de don Nathan Wetherell, fundador de la fábrica de San Diego de Sevilla

Nathan Wetherell

 

Código de referencia: ES 41003 AHPSE 1.2.1. Protocolos Notariales, 6562
Título: Última voluntad de don Nathan Wetherell
Fecha: 1831, mayo, 16. Sevilla
Nivel de descripción: unidad documental simple
Extensión y soporte de la unidad de descripción: Papel: 2 hojas tamaño folio prolongado.
Nombre del productor: Francisco Ganzinotto
Reglas o convenciones: ISAD (G)
Nota del archivero: Jesús Barbero Rodríguez

 

Don Nathan Wetherell, figura fundamental en el proceso industrializador sevillano, nació en Darlington (Inglaterra) en 1749, y era hijo de John Wetherell, de oficio tabernero, y de Elizabeth Langley. Pronto quedó huérfano de padre, y fue su tío, el reverendo Nathan Wetherell, quien se encargó de su educación. Contrajo matrimonio en la ciudad de Londres  en 1781 con Elizabeth Naish, de cuya unión hubo tres hijos: John (1783-1784), Mary Elizabeth (1785-¿?), y John Wetherell (1790-1865). Falleció en Sevilla sobre las tres de la tarde del sábado 21 de mayo de 1831, siendo enterrado en los jardines de su fábrica de curtidos, ya que como protestante no tenía derecho a una tumba. En 1893, se trasladaron sus restos al cementerio inglés de «San Jorge» de la capital hispalense.
 
En 1784, Wetherell se estableció en Sevilla, y fundó en ese año la Fábrica de Curtidos de San Diego. La factoría quedó establecida en el antiguo convento franciscano del mismo nombre, propiedad de la ciudad de Sevilla, y situado extramuros de la misma, junto a la Real Fábrica de Tabacos. En un primer momento, la Corona concedió a Wetherell numerosos privilegios tanto económicos como sociales (por ejemplo, podía utilizar el título de Real). Paradójicamente, décadas más tarde será la propia Monarquía la principal causante de la quiebra del negocio. Esta fábrica llegó a ser una de las más importantes de España, tanto por el volumen de su producción como por su variedad y calidad, y recibió en abril de 1823 la visita de Fernando VII. Finalmente, la factoría de los Wetherell fue adquirida en 1842 por doña Clara Osorno, viuda de don José de Checa, y pocos años más tarde, en 1849, pasó a manos del Duque de Montpensier, que la convirtió en caballerizas y dependencias para el servicio.
 
Pero Nathan Wetherell no se centró únicamente en su fábrica de curtidos. En su etapa sevillana realizó otras muchas inversiones, formando sociedades con los industriales Diego y Patricio Wisseman, Diego Stalker, Juan Kiernan, Pedro María Adriaensen, y con Tomas Livermore, afincado en Málaga. Gracias a sus gestiones, se trajeron a Sevilla las primeras máquinas a vapor.
 
Otro aspecto que cabe ser resaltado de Nathan Wetherell es su filantropía. Durante la Guerra de la Independencia, y muy especialmente en 1812 (el conocido “año del hambre”), Wetherell prestó atención a los más necesitados, entregando innumerables limosnas entre los pobres de la ciudad. También aportó recursos al cabildo hispalense y repartió sopa diariamente a los menesterosos que se acercaban a su domicilio. Y todo sin pedir nada a cambio. No en vano, en su epitafio se recogieron estas palabras: Nathan Wetherell, fundador de este establecimiento, Amigo de los pobres, murió 1831.
 
A pesar de no dominar del todo el idioma español, Wetherell tuvo un destacado círculo de amistades. De esta forma, fue amigo de Francisco de Saavedra, ministro que fue de Carlos IV, del general Francisco Javier Castaños, héroe de Bailén y presidente del Consejo de Regencia (1810), y de los hermanos Eugenio y Cipriano Portocarrero y Palafox, condes de Montijo y de Teba, respectivamente.
 
Por otra parte, Wetherell mostró gran interés por las obras de arte y las antigüedades. Fue dueño de una extensa colección de epígrafes romanos, procedentes de Itálica y Sevilla. La gran mayoría de esos epígrafes se encuentran actualmente en el British Museum. Además, rescató el fuste de una de las cuatro columnas que adornaban el Quemadero de la Inquisición de Sevilla, que se encontraba en el Prado de San Sebastián. La columna, único vestigio del mencionado Quemadero se puede contemplar hoy en el Museo Arqueológico de Sevilla. De su colección pictórica sobresalían tres cuadros de Murillo, procedentes del convento de San Leandro.
 
Centrándonos en el documento seleccionado, por su condición de protestante Nathan Wetherell no pudo otorgar testamento (una parte fundamental de él es la protestación de fe), por lo que utilizó la fórmula de la última voluntad. Fue redactada el 16 de mayo de 1831, pocos días antes del fallecimiento de Wetherell. Consta de 2 hojas en papel, y se encuentra en el libro 2º de 1831 del Oficio 10 de Sevilla. En la última voluntad aparece la firma del propio Wetherell.

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