Miguel Ángel Hernández


Nació en Murcia en 1977, es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia. Ha sido director del CENDEAC, Research Fellow del Clark Art Institute (Williamstown, Massachusetts) y Society Fellow de la Society for the Humanities (Cornell University). Entre sus ensayos destacan La so(m)bra de lo real, Robert Morris, la edición, con Mieke Bal, de Art and Visibility in Migratory Culture y Materializar el pasado. Es autor de los libros de cuen­tos Infraleve: lo que queda en el espejo cuando dejas de mirarte, Demasiado tarde para volver y Cuaderno [...] duelo y de los dietarios Presente continuo: diario de una novela y Diario de Ithaca. Ha publicado las novelas Intento de escapada (Premio Ciudad Alcalá de Narrativa), El instante de peligro (finalista del XXXIII Premio Herralde de Novela) y El dolor de los demás.


Obras:

En la Nochebuena de 1995, el mejor amigo de Miguel Ángel Hernández asesinó a su hermana y se quitó la vida saltando por un barranco. Ocurrió en un pequeño caserío de la huerta de Murcia. Nadie supo nunca el porqué. La investigación se cerró y el crimen quedó para siempre en el olvido. Veinte años después, cuando las heridas parecen haber dejado de sangrar y el duelo se ha consumado, el escritor decide regresar a la huerta y, metiéndose en la piel de un detective, intenta reconstruir aquella noche trágica que marcó el fin de su adolescencia. Pero viajar en el tiempo es siempre alterar el pasado, y la investigación despertará unos fantasmas que creía haber dejado atrás: la infancia marcada por la Iglesia, el pecado y la culpa; la presencia constante de la enfermedad y la muerte; el universo opresivo y cerrado del que un día consiguió salir. Y con ellos emergerá también la experiencia de una nostalgia contradictoria: la memoria de una felicidad velada, el reencuentro con un origen injustamente sepultado.

Una conmovedora novela sobre la colisión de dos mundos y dos modos de vida. Una soberbia narración a dos tiempos que nos adentra en una España profunda e inexplorada. Un ajuste de cuentas con el pasado. Pero, sobre todo, una sutil e incisiva meditación acerca de la ética de la literatura, que, como en algún momento dice el narrador de esta historia, nos hace tomar conciencia de que «escribiendo no siempre se gana, que a veces también naufragamos ante el dolor de los demás».

Narrativa
Adulto

Cuál es nuestra relación con los muertos? ¿Cómo los recordamos? ¿Qué oscuros secretos guardan las imágenes que nos quedan de ellos? ¿Cómo emergemos del duelo y afrontamos el tiempo que nos queda por vivir? 

Diez años después de la trágica muerte de su marido, Dolores Ayala, propietaria de un viejo estudio fotográfico que se ha quedado sin clientes, recibe el encargo más insólito de toda su carrera: retratar a un difunto el día de su entierro. Aceptarlo la llevará a conocer a Clemente Artés, un excéntrico anciano obsesionado con recuperar por todos los medios la antigua tradición de fotografiar a los muertos. De su mano, Dolores se adentrará en esa práctica olvidada, experimentará el tiempo lento del daguerrotipo y aprenderá que las imágenes son necesarias para recordar a quienes ya no están, pero también descubrirá que algunas de ellas guardan secretos oscuros que jamás deberían ser revelados y, sobre todo, que hay muertos inquietos que no cesan de moverse y a veces se abalanzan sobre la memoria de los vivos.

De fondo, el mundo se desmorona. Unas inundaciones sorprenden al pequeño pueblo costero de Dolores y, poco después, miles de peces aparecen muertos en la orilla de la playa. El temor ante un futuro incierto se instala en el ambiente y, mientras todo se desploma a su alrededor, Dolores, atravesada por el duelo, trata de encontrar en la fotografía el modo de levantarse y recuperar el aliento. 

Después de la aplaudida El dolor de los demás, Miguel Ángel Hernández regresa a la ficción con una novela sutil y deslumbrante sobre las fronteras entre la vida y la muerte, sobre la memoria y la culpa, sobre el pasado que nos acompaña y la búsqueda constante del aire que nos falta para respirar.

«Una novela con el brillo y el encuadre de una fotografía perfecta. Nadie como Miguel Ángel Hernández cruza así la trama con el arte, poniéndonos a pensar en nuestra necesidad de fijar la mirada, la memoria y la vida» (Aroa Moreno Durán).

«Anoxia es una apasionante historia sobre la fotografía, sobre los límites entre la vida y la muerte, sobre el misterio de capturar la muerte en una imagen, en un retrato, en un daguerrotipo. Miguel Ángel Hernández usa el mundo de la fotografía para comprender y explorar las dimensiones de la vida y de la muerte. Una novela maravillosa, inquietante, perturbadora, mágica» (Manuel Vilas).

«Miguel Ángel Hernández nos mantiene con vida a pesar de suspendernos sobre un mar de barro. Leyéndolo aprendemos que la belleza está en los ojos de quien mira y que la carne, incluso muerta, puede no perder la dignidad. Nos arrastra con inteligencia hacia la contemplación estética de la materia inerte y nos hace amar no solo la existencia propia. Nos remueve, nos agita, nos despierta. Nos ayuda a sobrellevar el duelo por nuestras personas queridas, pero sobre todo por aquello que tuvimos que abandonar porque conservarlo suponía cargar con un lastre. Retrata con maestría la reparación de una mujer que siempre ocupó el espacio que el mandato social había reservado para ella iluminando el nacimiento de un yo que alimenta concienzudamente a la recién llegada: un sujeto artístico que sabe el poder que implica saberse dueña de una misma y de su mirada» (Paula Bonet).

Narrativa
Adulto