Hay voces narrativas que tienen la virtud de resultarnos familiares desde que ojeamos las primeras páginas de un libro. El lector que abra el volumen que tiene en sus manos tendrá esa sensación. Porque en estos cuentos envueltos en La niebla del pasado por Miguel Hita no hay ni trampa ni cartón. Hay doce historias cercanas, algunas incluso más o menos reconocibles; hay poetas y pastores, guerras del pasado y gamberros del presente, libros voluminosos y sofisticados teléfonos móviles, mariscadores y porteros de noche… Todo un mundo familiar en el que, de forma casi natural, se cuelan el misterio o el terror; pero presentado con tal efectividad, que el lector se preguntará si eso no lo ha escuchado antes: a su propia abuela, cuando contaba una misteriosa leyenda; a ese monitor capaz de aterrarnos con escalofríantes historiaas en lo campamentos de nuestra infancia; a ese amigo o amiga adolescente que no sobrecogieron con historias que aseguraban haber vivido en algún lugar apartado que, pese a su inverosimilitud, creíamos a pies juntillas….