Rocío Fernández Berrocal
Rocío Fernández Berrocal (Sevilla, 1974) es profesora, investigadora y especialista en la obra de Juan Ramón Jiménez y la literatura del siglo XX.
Es Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla con una Tesis Doctoral sobre las relaciones de Juan Ramón Jiménez con Sevilla que fue premiada en 2006 como la mejor tesis de tema sevillano por la Fundación Focus Abengoa y fue publicada por la Universidad de Sevilla en 2008.
Es académica correspondiente de las Academias de San Fernando y de Écija.
Su labor como investigadora, editora y divulgadora de la obra del poeta de Moguer ha merecido la concesión del “Perejil de Plata” en 2020, máxima distinción que otorga la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez de Moguer a quienes se han destacado en la promoción y profundización del escritor.
Es autora de tres ediciones de libros inéditos de poesía del premio Nobel, los titulados Idilios (Sevilla, La Isla de Siltolá, 2012), Historias (Sevilla, Fundación Lara, colección Vandalia, 2017) y Pureza (Madrid, editorial Cátedra, 2022) y de una biografía ilustrada de Zenobia para niños en Moguer que acaba de publicarse.
Es autora de otros libros de investigación y ensayo como:
-Guía del Madrid de Juan Ramón Jiménez (Madrid, Comunidad de Madrid, Consejería de Educación, mayo de 2007).
-Juan Ramón Jiménez y Andalucía. El sentimiento de eternidad (Huelva, Diputación Provincial de Huelva, Colección “Los Libros del Trienio”, 2009).
-Platero y yo, el tiempo recobrado (Sevilla, La Isla de Siltolá, 2014).
-Tartesia linda. Un paseo por la Sevilla de JRJ (Sevilla, Publicaciones del Ayuntamiento, Colección Temas Sevillanos, 2016).
-Sevilla en “Diario de un poeta reciencasado” (Moguer, edición no venal del Centenario de la publicación de Diario de un poeta reciencasado, 2017).
Es coautora de la obra Escalas del regreso de JRJ y Zenobia a España en 1958 (que editó el Ateneo de Sevilla), del libro Reviviscencia. JRJ (de la Diputación de Huelva) y fue la elegida para hacer la semblanza de Juan Ramón Jiménez en la obra Universidad de Sevilla. Personalidades.
Ha participado en congresos nacionales e internacionales dedicados al premio Nobel y viajó a Puerto Rico, donde murió el escritor, para revisar de primera mano los manuscritos del poeta.
Ha colaborado en documentales sobre Zenobia y la Residencia de Señoritas.
Pertenece a la Asociación El Legado de las Mujeres que pretende rescatar la memoria de las artistas, escritoras y científicas relevantes olvidadas.
Obras:
"Pureza" es el último libro que Juan Ramón Jiménez escribió en su retiro de Moguer (1905-1912) antes de asentarse definitivamente en Madrid. Aunque dejó todo el material organizado en Puerto Rico, los versos de esta obra no vieron la luz en vida del escritor. Cuarenta y seis poemas conforman este libro inédito en los que destacan la fuerza del presente, el canto de la alegría de ser poeta y la evocación de la naturaleza. La obra constituye la antesala de la poesía pura. El propio Juan Ramón la cita en su camino hacia el verso libre en su libro autobiográfico "Vida" y es que, como señaló Francisco Garfias, Pureza "tiene ya las calidades esenciales de la posterior poesía juanramoniana".
Juan Ramón Jiménez pedía en una de las notas manuscritas que se conservan un “nuevo calor” para varios de sus libros inéditos, entre ellos, para el titulado Idilios. Se cumple ahora este deseo del poeta de la mano de la editorial sevillana La Isla de Siltolá que publica esta obra cien años después de que Juan Ramón Jiménez empezara a escribirla en Moguer y la continuara en Madrid al conocer a Zenobia. El libro Idilios está compuesto por 97 poemas -de los que 38 son inéditos- que se hallaban dispersos en la Sala Zenobia-Juan Ramón Jiménez de la Universidad de Puerto Rico, el Archivo Nacional de Madrid, la Fundación Juan Ramón Jiménez de Moguer y los fondos familiares del escritor.
Para reconstruir la obra se han seguido las indicaciones que el poeta dejó en sus manuscritos, como la dedicatoria general del libro a Zenobia, el número de textos que compondría la obra y su división en dos partes, “Idilios clásicos” -que contiene poemas de amores nostálgicos- e “Idilios románticos” -con poemas de desamor que se encaminan hacia el idilio verdadero, Zenobia-. Sus manuscritos despiertan de las carpetas de los archivos y se alzan con voz propia; Juan Ramón Jiménez confiaba en ello y dejó constancia por escrito:
Si yo muero sin poder terminar todo esto, siempre quedarían los borradores como intenciones, y ya con la ordenación que estoy realizando (…), aunque yo faltara, fácilmente podría otra persona publicar mi obra.
El poeta de Moguer sintetiza así los rasgos de los poemas de Idilios: “brevedad, gracia y espiritualidad”. Son versos llenos de encanto y misterio, de luminosa sugerencia y honda reflexión, de, como él escribía, “sentipensamiento”, escritos en un momento de evolución poética clave que va de la poesía “sensitiva” de su primera producción poética a la “intelectual” de madurez que llegó de la mano de Diario de un poeta reciencasado.
El poeta Antonio Colinas, autor del prólogo del libro, señala que Juan Ramón Jiménez es quizá el escritor español que mejor resiste la prueba del tiempo y expone que Idilios, con poemas como “destellos breves, ágiles, con genio”, es una obra “esencial” para entender esta evolución de la poesía del escritor moguereño. Destaca que la “poesía deliciosamente transparente” del libro resultará cercana al lector medio.
Son textos de una gran intensidad lírica y una fuerte carga emotiva, algunos de gran sensualidad. El poeta evoca amores pasados que culminan en el “idilio” anhelado, Zenobia: “Al encontrarte, Amor, hallé el Idilio”, escribe, ¡el idilio eras tú!”. “Sus ojos me contajian / de una paz infinita, / me duermo igual que un niño, / soñando en su alegría”. “¡Cuánta dulzura! ¡qué bondad!... / ¡Qué bienestar!, ¡qué calma / sonriente! / ¡Eres vida, ilusión!”.
Juan Ramón Jiménez hacía esta reflexión en uno de sus aforismos: “Actual; es decir, clásico; es decir, eterno”; parecía referirse a su propia obra porque este escritor, premio Nobel en 1956, sigue actual, eterno entre los clásicos. Muchos de sus textos despiertan cada año de sus archivos -a los que llamó “cajas de vida” precisamente-, para revelarnos al mejor poeta y reafirmarnos en que la que denominó su “Obra en marcha” en vida sigue siéndolo hoy casi medio siglo después de su muerte: “Al lado de mi cuerpo muerto, mi obra viva”, obra inagotable, idilio permanente con la poesía que trascendió todos los tiempos y espacios.
(Publicado en "Vivir Sevilla")