Callar a tiempo

Mauricio Gil Cano

Mauricio Gil Cano (Jerez de la Frontera, 1964) insiste en Callar a tiempo (Ediciones En Huida, Sevilla, 2014) sobre la imagen del poeta como disidente que ya planteaba en publicaciones anteriores. Desde los añicos de su propia Babel, el autor emprende una reconstrucción sensual y espiritual que desemboca en el silencio. Un proceso que le lleva a asumir la soledad como estado lúcido desde el que mirar en torno y proclamar la fraternidad como mejor opción para enfrentar los tiempos difíciles que atravesamos.
A modo de exordio, el primer poema, “Para aprender vinimos”, proporciona las claves que orientarán el rumbo de esta singladura interior: “Para borrar fronteras y alzar una muralla/ solidaria de versos,/ una alcazaba tierna de jazmines,/ desde donde lanzar flechas de amor/ que den al corazón directamente”. Definitivamente humano, Gil Cano indaga en el malditismo de los poetas, con referencias a Rimbaud o al albatros baudelaireano, para anunciar que “otra vez el amor ha nacido en lo oscuro”. Un amor que es “dolor y gozo y canto y sangre”, dirá recordando a Oscar Wilde y su cuento “El ruiseñor”. Un amor que, de alguna manera, trasciende las relaciones carnales, sin renunciar a ellas, en busca de la plenitud del ser. El vino se instituye entonces como símbolo de vida y pasión. El gran mito de Occidente —que diría Borges: “¿De qué puede servirme que aquel hombre/ haya sufrido, si yo sufro ahora?”—, Cristo se hace presente en versos que vindican la justicia y la bondad de una utópica República. La condena de la usura adquiere tintes apocalípticos, ante los que el poeta pone voz al silencio y su ámbito sagrado. La última parte del libro, “Homenajes” rinde culto a figuras como Sophia de Mello, Jaime Jaramillo Escobar, Miguel Hernández, Ezra Pound o San Juan de la Cruz, pero también a otras más cercanas como Rafael Esteban Poullet, María Teresa Chacón y la propia madre del poeta.
Callar a tiempo es un libro profundo y variado, que transcurre entre la soledad y la solidaridad, entre el misterio y la sensualidad. Sus páginas invitan a la singladura interior, pero no están exentas de crítica y protesta ante la oscura realidad social.
 

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