"Un libro de amor, una antología de poemas de amor, como este amplísimo Desquiciado Romeo, corre el riesgo de acercarse mucho a la llama, demasiado al fuego de la vida. Sus palabras podrían ponerse a latir, a respirar en cualquier momento. Porque los libros de amor ni siquiera necesitan de un país llamado por ejemplo María, donde ir a morir los domingos por la tarde. Porque todos guardan una voz callada y el filo de una daga en el centro del invierno.
Dicen que es cosa de miradas, de capacidad de vuelo, de aullidos acaso. Quizá porque una mirada mira una mirada que mira otra mirada. Tal vez porque todo haya de ser vuelo. Como Sampedro —José Luis, claro—, Francisco Javier Fernández Espinosa sabe que la vida es un arder".
 

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Francisco Javier Fernández Espinosa