Isaac es un chico bonachón, con una gran afición a la comida. Su vida es de lo más normal hasta que un día encuentra un dedo humano dentro de una bolsa de patatas fritas. Con la ayuda de su mejor amiga, la loca de los videojuegos Ana y su perro Norton, intentará desvelar el misterio. ¿Es un accidente? ¿Un mensaje de secuestro? ¿O hay algo más? Este enigmático suceso desatará líos y enredos sin parar.

María Rosal aparca la poesía en esta ocasión para entretenernos con una narración ágil, divertida y muy amena, salpicada de sus tronchantes observaciones sobre las amistades, la vida... y la familia. Ninguna de ellas tiene desperdicio individualmente, y juntas forman un cóctel muy divertido. Las únicas pequeñas pausas son las ilustraciones de Noemí Villamuza, los estéticos entreactos de un vodevil que no deja títere con cabeza. Un retablo familiar en clave de humor y un secreto lleno de enredos.