Poema sinfónico

Ángel Poli Carbajosa

Frente aquella titánica imponencia
de un órgano y su música,
aprender a callar para encontrarse,
aprender a sentir
la luz purificada de la aurora
que filtran las vidrieras (tengo derecho a la paz,
con la misma incontinencia con que acosan tempestades;
tengo derecho al amor,
con la misma prepotencia con que el odio desbarata;
tengo derecho a la fe,
con la misma demiurgia con que la duda carcome;
tengo derecho a torcerme
si la virtud me abandona
sobre una calma gris sin referencias).
Y Beethoven escucha,
desde aquella altitud donde se aviene:
“Va más limpia tu sangre;
es aquí donde inmune la armonía.”

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Ángel Poli Carbajosa