La esencia del pintor no es sólo crear, sino que su obra sea expuesta. Al igual sucede con la obra literaria, según en la forma que se elija la expresión. A raíz desnuda, ha surgido como un almario en donde las distintas visiones de aquellos elementos que tienen la capacidad de sorprender al autor se resguardan del tiempo y quedan a disposición del lector. Entre esta obra y la anterior, Silencios, han pasado demasiados años. El tiempo fue consumido de espaldas al verso. Ahora, mi disposición total de esta única y verdadera propiedad, mi tiempo, y la vuelta a la Universidad, me han abierto los poros para despertar nuevamente a este mundo de la conversión de la imagen y el sentido a ese cuadro denominado poesía, manejando los pinceles de la palabra.
    Dejo pues, mi almario, en vuestras manos, para mantenerlo siempre vivo.