La soledad del aguacero

Rafael Adolfo Téllez

«En sus poemas hay algo muy verdadero y hondo. La suya es una voz que no se parece a ninguna otra de la poesía española, ni ninguna otra se parece a la suya. Se dirían poemas escritos muy lejos de todo, en una especie de pueblo en ninguna parte. Es el poeta de las cosas pobres, de los cafés pueblerinos desoladores, de los pueblos muertos. Y a los muertos vuelve una y otra vez, buscándose entre ellos, y al no hallarse viene a la vida con su secreto, un poco desconcertado, sin comprender por qué no estaba ya entre ellos. Eso le vuelve un niño de la estirpe de Francis Jammes, de Van Gogh, de Gutiérrez Solana, líricos góticos». Del prólogo de Andrés Trapiello.
 

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Rafael Adolfo Téllez