Francisco López Barrios


Con poco más de 20 años, el escritor granadino Francisco López Barrios ganó, ex aequo con Paco Umbral, el Primer Premio Nacional de Ensayo Taurino que se otorgó de forma inaugural en España a finales de los años 60.


Obras:

Apoyado, en opinión de J.M. Caballero Bonald, en una “prosa eficiente, brillante y hermosa”, con una creatividad que el poeta Antonio Enrique califica de “insólita” y el crítico Julio M. de la Rosa define como “la puesta en acción de una escritura y un mundo propio”, Francisco López Barrios nos presenta esta nueva obra compuesta por dos relatos que trasladan al lector desde las apariencias de una normalidad asumible hasta los delirios de sus protagonistas, abandonadas finalmente las máscaras que les permitían integrarse en el juego de la convivencia humana.
En Yo soy todos los besos que nunca pude darte, el incesto y la muerte, abordados desde distintos ángulos, conforman un ambiente en el que morbo y lucidez se contraponen con dramática intensidad.
 

Narrativa
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Enfrentarse a un texto de Francisco López Barrios, significa adentrarse en una obra que se caracteriza, en opinión del crítico Julio M. de la Rosa “por la puesta en acción de una escritura y un mundo propio” cuyos resortes últimos, ha identificado Leopoldo Azancot con “el manejo de un estilo rico, frondoso, que López barrios controla siempre gracias a una sintaxis de hierro”.

Estas apreciaciones, aplicadas por sus autores a la obra narrativa del autor granadino, pueden compartirlas con todo merecimiento las páginas de “Mágica Ceremonia”, un libro peculiar y personalísimo en el que el autor rastrea, identifica y descubre, los puntos de partida del “animalismo”. Un movimiento que asola España y que ha convertido a nuestro país en un paisaje de moralistas ultramontanos, salvadores de conciencias ajenas y felices recogedores de cagarrutas perrunas o gatunas, según los casos.

De Davenport a Hitler, de Darwin a Rosa Montero, de Peter Singer a Mosterín, los adalides animalistas foráneos e hispanos se descubren en la veracidad o falsedad de sus textos, en la gratuidad o la banalidad de sus apreciaciones. No se libran del análisis de López Barrios memoprogres, ecobobos o eurozombis, y, a partir del mismo, se apuntan las líneas de lo que constituye una defensa argumentada de la cultura grecolatina y mediterránea, de la grandeza multicultural y mestiza de la Hispanidad, de las corridas de toros como emocionante y grandioso homenaje al mundo animal simbolizado en el toro de lidia.

Las experiencias personales del autor en el mundo taurino como crítico (“Premio Nacional de Ensayo Taurino”, compartido con Paco Umbral) apoderado y amigo de muchas de las grandes figuras del toreo, con las que compartió viajes y experiencias, se dejan entrever en Mágica Ceremonia aunque sean la biogenética, la filosofía, la antropología y la etología, otros tantos pilares de una obra que puede y debe considerarse a partir de este momento como una de las defensas más inteligentes que se han escrito sobre las corridas de toros.

Narrativa
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Las reflexiones de un pulpo, humanizado por su capacidad auditiva, sus aventuras y pesares y sus amores polisexuales, convierten al protagonista en un personaje único e inolvidable. Una creatividad, la de F. López Barrios, al margen de modas y tendencias que con Amado Pulpo explora un territorio en el que se combinan complejidad técnica, dominio del lenguaje y originalidad argumental. Una escritura y un mundo propio. Julio de la Rosa. Un diseño discursivo técnicamente complejo y moderno al servicio de una historia original, fuerte seguramente para algunos, pero planteada, resuelta y expresada con maestría narrativa, vigor y personalidad en la prosa. Javier Villán. Un excelente ejemplo de originalidad creativa y coherencia semántica. José Valles. Un prodigio de construcción y dominio del arte narrativo. Antonio Sánchez Trigueros. Un largo etcétera de valoraciones por parte de catedráticos de literatura y críticos literarios avalan la escritura de Francisco López Barrios.
 

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