Antonio Carvajal
Antonio Carvajal Milena nacido en Albolote (Granada) el 14 de agosto de 1943, doctor en Filología Románica, ha merecido los premios extraordinarios de licenciatura y de doctorado por la Universidad de Granada (donde hasta su jubilación ha sido profesor titular de Métrica en el área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada), el premio de la Crítica nacional 1990, premio de la Crítica de Andalucía 2011, la medalla de honor de la Fundación Rodríguez-Acosta, la medalla al mérito de la Ciudad de Granada y los premios Ciudad de Baeza, Francisco de Quevedo -Villa de Madrid- 2005, Villa de
Obras:
Según José Manuel Ruiz Martínez, “en Un girasol flotante no sólo pueden apreciarse algunas de las características fundamentales de la poesía de Antonio Carvajal, esas que configuran su voz particular, inconfundible, sino que éstas llegan a una suerte de culminación que resulta coherente con toda su obra anterior y con su personal indagación poética. Entre ellas cabe destacar, en primer lugar, un diálogo continuo con la tradición, que se manifiesta en el empleo de algunas de las formas poéticas que ésta ha ido decantando y fijando. También se da la presencia en sus poemas de alusiones o citas más o menos literales o veladas de otros poetas o autores”, manifiesta José Manuel Ruiz.
“En segundo lugar, en la poesía de Carvajal se produce una continua reflexión sobre la creación artísitca, sus procesos y resultados. No sólo por lo que a la poesía respecta, sinto también a las otras artes (música y pintura, sobre todo), de las que nuestro poeta es un exquisito y agudo degustador. En tercer lugar, en su poesía se da, de modo constante, una celebración de la amistad y una afirmación de la vida y la alegría a pesar de la amenaza del sufrimiento, la injusticia o el sinsentido”, recoge José Manuel Ruiz en la introdución del libro.
“He aquí la propuesta de aunar poesía, arte, amistad y vida que nos ofrece Antonio Carvajal en Un girasol flotante. Una propuesta que implica toda una lección de poesía para hoy, cuando ésta no ha conseguido aún salir del desconcierto en que la sumieron la vanguardia y la llamada posmodernidad. Una lección que nos habla de que se puede ser llano y coloquial sin ser vulgar. De que la verdad y la propia vida, la intimidad y los sentimientos, pueden ser materia de la poesía sin necesidad por ello de airear la privacidad, y ser obsceno o indecoroso. De que se puede hacer poesía a partir de la experiencia sin incurrir en el cinismo o el desencanto, y mantener intactas la caridad para con los semejantes, la esperanza en el porvenir y la fe en la poesía, en el poema”, asegura José Manuel Ruiz.
Sol que alude conforma un conjunto de homenajes a maestros como Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Blas de Otero, Lorca, y Jorge Guillén, entre otros, seguidos, como aparece en el subtítulo, de ‘Otros poemas afines’ y de ‘Campos de Castilla’.
Antonio Carvajal (Albolote, 1943) es considerado uno de los grandes especialistas en el arte de la rima desde que publicó Tigres en el jardín en 1968. Su primer poemario deslumbró a los lectores con su estilo vitalista y la experimentación con la métrica ya que mezclaba unas recuperadas formas clásicas y modernistas con la sensibilidad contemporánea. El catedrático de la Universidad de Granada, Premio Nacional de la Crítica en 1990 o Premio Nacional de Poesía en 2012, presenta su poesía reunida Extravagante Jerarquía (1968-2017), que publica la Fundación Jorge Guillén en dos tomos.
Su primer libro lo marcó como uno de los innovadores de su época (1968) y ha suscitado un generoso homenaje de lectores amigos, 40+4 años de Tigres en el jardín (Sevilla, Point de lunettes, 2012, edición de Dionisio Pérez Venegas y José Cabrera Martos). Su obra hasta 1982 se recogió en el volumen Extravagante jerarquía (Madrid, Hiperión, 1983); para entonces ya recibía el honroso pero ambiguo título de il miglior fabbro de la poesía española contemporánea; consciente de tal ambigüedad, y con la benévola ironía que la edad propicia, nos ofrece El fuego en mi poder, ocios de la senectud y adecuaciones de la memoria, en que los alardes técnicos, a veces ocultos, a veces ostentosos, oscilando entre el rigor y el juego, se ponen al servicio de sus ideas constantes: el valor de la amistad, el poder salvífico del arte, la preocupación y la solidaridad con los más desvalidos, la exaltación de la consciencia y la bondad humanas, etc.