Aquello que llamamos existencia no responde al marco de la realidad efectiva. Lo existente no guarda simetría con lo real ni le rinde cuentas. Como afirmaba Kundera, “la existencia no es lo que ya ha ocurrido, la existencia es el campo de las posibilidades humanas” [El arte de la novela]. Y esto no solo porque las ideas, lo mental, los objetos de la ficción también estén ahí a su manera, sino porque existir implica ser posible, estar abierto a lo que todavía no es.

A tal apertura se entregan Lucía Cañal y Guille Rodríguez bajo la forma de la exploración en su sentido más literario y viajero, como rastreadores a la busca de lo que queda más allá de lo cartografiado, de lo registrado, de lo tasado; con el sigilo de quienes descubren lo ignoto en el centro de su silencio inviolado. En este entorno de sugestión han dado estos artistas con su Iceberg Negro, que se proclama existente al ser avistado por vez primera y real al ser dado como imagen.

Como en toda investigación, la de estos dos artistas reabre la existencia de su objeto y lo trae al ámbito de lo real, de lo físico o material, pero ofreciendo con gran sensibilidad y cuidado formal su existencia como un estreno.

El catálogo que acompaña a la exposición contiene los textos de Fernando Infante del Rosal, titulado 'Iceberg Negro. Apología de lo incognito'.