David Escalona en esta muestra nos invita a suspender los juicios y a abordar de forma sensible, los elementos que componen la muestra (las esculturas dispuestas cuidadosamente en el espacio, el video proyectado en el monitor, las imágenes reflejadas en el gran espejo instalado, el sonido ambiental del hilo musical, el olor del cereal esparcido en el suelo), además de la pantalla de cristal de la sala desde la que podemos apreciar las imponentes vistas del muelle, el trasiego de barcos y pasajeros o los cambios lumínicos producidos por el sol durante el día.

También debemos abandonar la costumbre de tratar de averiguar “qué significa o deja de significar una obra”,  intentando desentrañar las metáforas, establecer las conexiones analógicas entre las obras: una silla de ruedas de oro sobre un círculo de trigo acompañado de pájaros, unas barras de ballet con texto inscrito en braille dorado, una trompeta y un pomo de una puerta (también dorados), unos brillantes zapatos de charol con suelas apoyadas sobre un bastón enterrado en trigo, una pesada escultura clásica de Mercurio sin piernas que sustentan y acarician tres personas; sin olvidar la relación que puede guardar todo ello con los versos de Alberti  o con las palabras y dibujos del Diario de Frida Kahlo.

También hemos de tener en cuenta la antigua mitología de nuestra cultura mediterránea (Apolo, Hermes, Ceres)  y la historia del lugar donde se construye el edificio del Espacio INICIARTE en el Palmeral de las Sorpresas, emplazamiento del desaparecido Silos del Puerto de Málaga (destinado al almacenamiento del trigo importado por los barcos para abastecer la ciudad durante la posguerra). Además, debemos de atender a los recuerdos, los deseos y miedos que nos puede suscitar la exposición antes, durante y después de su visita. Cómo diría Frida Kahlo: “Pies para qué los quiero si tengo alas pá volar”

El catálogo que acompaña a la exposición contiene textos de Alberto Ruiz de Samaniego Himnos, alas, golpes: esclarecidos.