HOLA, ¿PUEDO JUGAR?
La exposición “Hola, ¿puedo jugar?”, surge de la serie “Una vida”, perteneciente al proyecto de investigación urbano desarrollado por el artista Dadi Dreucol durante los últimos cuatro años bajo ese pseudónimo, y se compone de una gran instalación donde tienen cabida las tres disciplinas alrededor de las que gira su investigación artística en la actualidad: pintura, dibujo de estudio y actuaciones performativas. El título responde a la necesidad de mostrar al público su trabajo más personal, el que realiza en estudio, y mostrarlo en un contexto diferente al que suele emplear, el entorno urbano, aunque en su ciudad, Málaga, donde tiene más sentido ya que es aquí, en sus calles, donde ha desarrollado mayormente su trabajo.
La multidisciplinariedad es fundamental en este proyecto expositivo, viéndose conformado por dibujos y pinturas sobre papel dispuestos a modo de mosaico, con una gran muestra de ideas que abrumarán al espectador por su disparidad temática. También por una pintura mural, obra específica y efímera sólo para la sala El Palmeral, que reflexiona acerca del contexto de una exposición en la que tiene que convivir con otras disciplinas, y que los espectadores van a observar de un modo diferente a como lo harían en un entorno urbano y, por último, una performance ideada para este proyecto que ha generado la instalación que queda expuesta en medio de la sala, realizada con unos personajes diseñados por el artista que cobran vida a partir de la interpretación y caracterización de unos actores, que generan una escena particular que aporta puntos de vista imposibles de abarcar en dos dimensiones. Con todo ello llena la sala, abarcando todo el espacio y sin que exista sensación de vacío.
El catálogo que acompaña a la exposición cuenta con el texto El placer de destruir mobiliario urbano de Jorge Navarro Forno.
VISITA GUIADA: 3 de diciembre de 2015, 18.30 h.
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Hay, al menos, dos opciones más viables que emplear este espacio para tratar de conocer la biografía de Dadi Dreucol. La primera es introducir su nombre en algún buscador de la red de redes y seleccionar el contenido que más nos agrade, dependiendo de si a este artista lo odiamos, lo amamos, o si simplemente nos produce una curiosidad momentánea (si le es completamente indiferente, deje de leer).
La segunda opción, y quizá la más recomendable, es introducirnos en su trabajo, ya sea conviviendo con una de sus acciones públicas, o interactuando con una de sus muestras en las salas y galerías que nos indican que ESTO ES ARTE. La elección siempre debe ser suya. Decida en cuántas publicaciones ha aparecido, cuántos estudios ha realizado, cuántas exposiciones ha producido, cuántos premios ha ganado, cuántas becas le han sido otorgadas. Decida lo que es verdad y lo que es mentira, incluso lo que dentro de la “verdad” es “mentira” y viceversa. Dadi Dreucol, al fin y al cabo, es solo un invento invertido. Locuerdidad.