TEATRO DEL VELADOR
Dirección y dramaturgia: Juan Dolores Caballero
Único, inconfundible, reconocido y reconocible… así es el lenguaje escénico que, a lo largo de 21 años, ha elaborado “El Chino” junto a una auténtica banda de cómplices que se conjuran tras la etiqueta de “teatro bruto” para definir una manera de decir, de poner en escena “un teatro-otro” como medio para sacar a flote nuestros sueños y fantasmas más profundos.
Estos outsiders del teatro andaluz no cejan en su empeño de exhibir todo aquello que nos avergüenza a través de una sintaxis universal no escrita, basada en el ritmo, el movimiento y la gestualidad y a ello vuelven a aplicarse en su nueva propuesta.
Natta parte de un interrogante y la respuesta que al mismo da el dramaturgo ¿Qué es lo que me fascinaba, pues, del maravilloso mundo del circo? Pudiera haber sido tal vez la abigarrada mezcla de riesgo y diversión, pulsión de vida y pulsión de muerte, que conlleva el espectáculo del riesgo y de lo desconocido, de luces y oscuridad, cuando sólo puede presentirse el peligro facturado para ser vendido bajo una carpa de lona... pero creo que no, ahora sé que no podría explicar aquella fascinación sin recurrir a lo que nunca puede faltar en un circo (así lo pregonaban en el Price): los payasos impregnan esos recuerdos, personifican la alegría infantil, un sentido de lo cómico, del humor y de la risa que, en definitiva, cautiva la memoria. Los primeros recuerdos que me acompañan…