La situación de pandemia impide la presencia en nuestro escenario de SHARON EYAL / GAI BEHAR / L-E-V y su espectáculo Chapter 3: The Brutal Journey of the heart por suspensión de la gira de la compañía.
SHARON EYAL/GAI BEHAR/L-E-V
Creación: SHARON EYAL en colaboración con GAI BEHAR
Música: ORI LICHTIK
Diseño de luces: ALON COHEN
Vestuario MARIA GRAZIA CHIURI – CHRISTIAN DIOR COUTURE
Espectáculo para 9 intérpretes
ESTRENO EN ESPAÑA EN COMPLICIDAD CON EL TEATRO CENTRAL
Es recurrente, siempre que se habla de Sharon Eyal, se hace referencia a los 22 años que pasó en la mítica Batsheva Dance Company junto a Ohad Naharín, pero lo cierto es que desde que en 2013 emprendiera su propia ruta con L-E-V (la compañía que formó junto a su compañero de vida y danza, Gai Behar, un productor de fiestas y eventos, protagonista de la noche de Tel Aviv) no ha dejado de crear un universo personal y propio que la ha encumbrado como una de las más importantes coreógrafas del circuito internacional más prestigioso.Otra pieza esencial en L-E-V es la música de sus espectáculos, siempre responsabilidad de Ori Lichtik, músico multifacético, baterista y un creativo DJ. Sus partituras dan como resultado unos grupos precisos que son los que estructuran el trabajo, creando una experiencia sonora única para cada pieza.El estreno en 2015 de OCD Love supuso para Sharon Eyal la consecución de una voz propia, obteniendo un éxito mundial inesperado. De tal forma que se animó a crear una secuela bajo el título de Love Chapter 2 —presentado en febrero 2019 en Granada y Sevilla— conectado con su antecesora pero con vida propia.Tras las dos piezas anteriores la coreógrafa israelí decide convertir las dos anteriores coreografías en una trilogía, creando para la Ruhrtriennale, y en coproducción con Christian Dior Couture, este Viaje brutal del corazón.Esta vez el movimiento parece partir de la pelvis, llevando a los intérpretes hacia un trance incesante.
Todo el arte de Eyal se manifiesta en esa forma de cincelar un gesto, de pensar un paso a dos, de oponer el grupo al individuo. Tomando como base una banda sonora particularmente cuidada bajo la batuta de Ori Lichtik y en complicidad con Behar, Sharon Eyal nos ofrece una extraordinaria paleta de sentimientos y movimientos. Pocos coreógrafos de hoy pueden enorgullecerse de desplegar un talento tan versátil y profundo.