Teatro Central Sala B
Calle José de Gálvez, 41092 Sevilla
MARIE DE JONGH TEATROA
Autor y dirección: JOKIN OREGI
Acompañamiento externo: PABLO MESSIEZ
Ayudante de dirección: ANA MEABE
Con ANA MARTÍNEZ, JAVIER RENOBALES, ANDURIÑA ZURUTUZA, JOKIN OREGI, MAITANE SARRALDE, JOSEBA URIBARRI y AMETS IBARRA
CUMPLIMOS CON UNA CITA PENDIENTE INVITANDO A LA COMPAÑÍA VASCA MARIE DE JONGH.
PREMIO NACIONAL DE LAS ARTES ESCÉNICAS PARA LA INFANCIA Y LA JUVENTUD 2018, ESTA RECONOCIDA COMPAÑÍA LLEGA PARA OFRECERNOS AMA, UN CANTO A LA BELLEZA DEL CUIDADO MUTUO Y UNA HISTORIA DE “SUPER—ANTI—HÉROES” DE LO COTIDIANO. SU PRIMERA CREACIÓN DIRIGIDA A PÚBLICO ADULTO.
Desde su creación en 2008 hasta hoy, la formación encabezada por Jokin Oregi ha puesto en escena algunos de los montajes familiares más aclamados de los últimos tiempos, y ha consolidado un estilo caracterizado por narraciones conmovedoras y una total ausencia de diálogos, lo cual ha contribuido a eliminar obstáculos idiomáticos y a internacionalizar sus propuestas.
Escrita y dirigida por Oregi con el asesoramiento escénico de Pablo Messiez, la obra gira en torno a un personaje que, de repente, se ve abocado a una realidad que desconoce y le supera, pues tendrá que cuidar tanto a su hija como a sus padres de avanzada edad. Comienza aquí un viaje iniciático sobre la fortaleza de las personas frágiles, y que también es un canto a la belleza épica del cuidado mutuo. Desde la pura emoción, la pieza se mueve entre la magia y la tragedia para reflexionar sobre cuestiones inmutables como la vejez, la enfermedad, los miedos, la demencia o el Alzheimer.
Los intérpretes llevan, además, “máscaras-cero”, las cuales van más allá de lo neutro y están desprovistas de humanidad. Nos gusta la idea de que esta máscara sitúa a nuestros personajes al borde del abismo, de la deshumanización, reconocen desde la compañía. Nos resulta atractiva porque creemos que, en cierta medida, todos vivimos en esa delgada y frágil frontera. Más allá está lo terrible, donde habitan los monstruos a los que tememos, o, dicho de otra manera, está la locura, pues esa frontera la tenemos en nuestro interior. De esa manera, caminamos durante todo el espectáculo sobre una delgada línea, donde a veces es difícil discernir en qué lado estamos. La máscara nos abre un universo poético que se plasma en la forma y el contenido del proyecto.