Idea, dirección, coreografía: Guillermo Weickert

Composición musical, espacio sonoro y música en vivo: Miguel Marín "Árbol"

Intérpretes: Luna Sánchez, Alberto Lucena y Guillermo Weickert

En Luz sobre las cosas, Weickert plantea la construcción de atmósferas y universos que le emocionan y le conmocionan, construidos y habitados, necesariamente, por cuerpos de todas las edades, condiciones, entrenamientos y realidades.

Es la pureza y el vigor, el estado de energía casi sagrada que Pasolini decía ver en los personajes de Fellini – llenos de vitalidad y hasta alegría para vivir a pesar de sus cargas respectivas de muerte e inconsciencia -, los que dan unidad y coherencia a este espectáculo.

Luz Sobre Las Cosas nace del profundo deseo de trabajar desde los parámetros de una creación escénica procesual: creación escénica antes que producción escénica, proceso creativo antes que conceptual.

Es por esto, que, inevitablemente, se hubo de atender de manera muy especial a la coherencia entre la obra y el modo en el que ésta era creada. El diseño de producción de El Mandaito y su equipo ha hecho posible un calendario y una logística que facilitara el contacto directo en la sala de ensayo de todos los artistas implicados en tiempos prolongados y concentrados, permitiendo así una implicación e interacción muy altas.

El trabajo coreográfico y la dirección escénica de los intérpretes, Luna Sánchez, José Alberto Lucena y el propio Guillermo Weickert, estuvieron acompañados desde los primeros días por el músico y responsable del espacio sonoro, Miguel Marín Pavón, el diseñador de iluminación Benito Jiménez, así como por los consejeros del proyecto, el arquitecto Jose María Sánchez Rey y la coreógrafa María Martínez Cabeza de Vaca. También desde el primer día los prototipos y bocetos del diseñador de vestuario, Victoriano Simón, estuvieron presentes como un material más, maleable y plástico y puestos al servicio del proceso, al igual que el diseño del espacio sonoro en cuanto a sonido inmersivo y directo a cargo de Manu Meñaca.

Las materias primas de las creaciones de Guillermo Weickert son el cuerpo de los intérpretes y su movimiento. Su lenguaje escénico se nutre con rigor de la danza y del teatro con el objetivo de poder usar el potencial expresivo de ambos, pero enmarcamos su trabajo dentro de la consideración de “movimiento”, más amplio e inclusivo y que pone el acento en la libertad creativa y formal.

En este caso esa noción de “movimiento” debía irrigar todos los aspectos de la producción y de la creación e incluso a los distintos responsables artísticos y al modo de relacionarse y dialogar entre ellos.

Juntos y funcionando como un equipo creativo horizontal en activa colaboración artística, han ido desarrollando la investigación del lenguaje escénico en conjunto con el fin de que cada una de las distintas áreas fuera estímulo creativo para las otras y se fueran impregnando unas de otras en el empeño de generar un trabajo lo más dérmico, perceptivo, envolvente y compacto posible. Solo de este modo la estética y el universo plástico de la obra se pudieron ir forjando desde el centro de la propuesta y evitando ningún elemento que llegara de manera accesoria o casual.

Hemos contado con un inusual número de residencias técnicas, en combinación con las residencias artísticas, desde el comienzo de nuestro proceso, donde probar a fondo perdido y experimentar e investigar con aspectos como iluminación y el sonido, como si fueran dos intérpretes más de la pieza.

Coreografiar con y para la Luz o el espacio sonoro, pensar las escenas en función de las atmósferas y espacios que se iban generando con ellos: Ésta es la peculiaridad y la riqueza de esta creación, que nos ha permitido interactuar y colaborar artísticamente con mayor intensidad y libertad que la habitual en otras producciones de estas características.