Junta de Andalucía

Begoña Adrados se licenció en Ciencias Ambientales en la Universidad Pablo de Olavide. Desde entonces ha viajado por varias partes del mundo y no ha parado de participar en proyectos y de desarrollarse en la investigación, su gran pasión. Tras terminar su formación universitaria en Sevilla, pasó cuatro meses en la República Checa con una beca Leonardo, donde tuvo la oportunidad de realizar prácticas en un centro de investigación de recursos forestales y como fotógrafa de una revista ambiental. Después, Begoña pasó un año en el departamento de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Endesa, en Madrid, centrada en asuntos  relacionados con Europa y América Latina.

En 2008 consiguió una beca Talentia que la llevó a cursar un Máster en Gestión y Protección Ambiental en la Universidad de Edimburgo, una oportunidad que recuerda con alegría. “Tanto a nivel personal como profesional fue una muy buena experiencia. La ciudad tiene bastante ambiente universitario, y yo tuve la oportunidad de participar en un postgrado internacional en una universidad puntera. Éramos pocos alumnos, y había gente que venía de Nigeria, China, Rusia, Grecia, Chile, Canadá y distintos puntos del Reino Unido”, afirma.

Desde 2009 trabaja como técnico superior en la Estación Biológica de Doñana, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), donde ha podido participar en diferentes proyectos de investigación sobre ecología y conservación de carnívoros. “Me he enfocado, sobre todo, en felinos neotropicales, aunque he participado en proyectos centrados en otras especies como el lince ibérico, la nutria o los murciélagos”, comenta. Adrados pasa gran parte de su día en un laboratorio, ya que se encarga de estudiar la parte molecular de los proyectos. Además, cuenta que ha participado en diversas campañas de campo sobre biomas brasileños y de Marruecos.

Adrados es consciente de la situación por la que atraviesa el sector al que se dedica: la investigación. “Estamos sufriendo cada vez más precarización en nuestros contratos, y nos estamos viendo afectados por retrasos y recortes en las convocatorias de proyectos. Últimamente me encuentro barajando varias opciones a medio y largo plazo, siempre relacionadas con el medio ambiente y la conservación, desde opositar a volver a probar suerte en el sector privado”, comenta.

Cuando estuvo en Edimburgo con la beca Talentia, aunque a miles de kilómetros de casa, Andrados no dejó de sentirse vinculada a Andalucía. “Procuré, siempre que me fue posible, presentar y mostrar temas de nuestra tierra, como la restauración tras la rotura de la balsa de Aznalcóllar, la gestión del alpechín o de los recursos hídricos en la cuenca del Guadalquivir”, explica.