Frank Lloyd Wright (1867-1959) es universalmente considerado como el creador del diseño moderno. Wright también fue un visionario del urbanismo. Se enfrentó al problema del automóvil y al desmesurado crecimiento suburbano de una manera exhaustiva, proponiendo soluciones desafiantes e imaginativas, y su observación de los problemas surgidos a partir de los cambios en los hábitos de vida han demostrado en muchos casos ser proféticos.

 

A través de los artículos que publicó por primera vez en 1932 y que fue madurando hasta plasmarlos en su libro La ciudad viviente (The Living City) de 1958, un año antes de su muerte, Frank Lloyd Wright ofrecía una visión idealista de una sociedad democrática integrada en la naturaleza y renovada en la relación entre el individuo libre y la comunidad.

 

Esta exposición presentaba ‘La ciudad viviente’ de Wright a través de diverso material expositivo en el que destacaba una maqueta de gran formato que reproducía los estudios y experimentos del arquitecto sobre su proyecto de ciudad ideal, así como numerosos dibujos, muebles y otros objetos originales que él incluyó como prototipos, los cuales se agrupaban en las nueve tipologías en las que el arquitecto dividía las funciones humanas básicas a las que debían servir: trabajo comunitario, comerciales, dedicados al culto, de uso didáctico, dedicados a las artes, para usos recreativos, para usos comunitarios, viviendas individuales y viviendas colectivas.

 

Estos diseños revelaban la idea global de planificación urbanística que profesaba el arquitecto, y puesto que correspondían a distintas etapas de su carrera, dejaban también entrever su evolución como arquitecto, urbanista y pensador.