Enclavado en la cuenca alta del rio Almanzora, en el noroeste de la provincia de Almería, el municipio de Tíjola se implanta a media ladera, protegido en su espalda por la sierra de los Filabres. 

 

Por sus condicionantes físicos y topográficos, la configuración urbana de Tíjola da lugar a un abigarrado centro de trazado tortuoso que se diluye en sus bordes en trazados mas ordenados según se aproxima al valle y se atenúa la topografía, sin embargo encuentra una indefinición en sus contactos con las cotas más altas, barrios de cuevas y contactos con pequeños montes al sur del municipio, donde se producen una aglomeración de espacios sin ordenación, edificaciones no “ordenadas”…

 

El ámbito de actuación se centra en uno de estos ámbitos “no resueltos” que suma a su vez un gran significado cultural y religioso en el municipio.

 

Señalamos dos festividades de especial relevancia en el ámbito urbano que desarrollamos:

 

La procesión del Calvario se celebra el Viernes Santo al romper el alba, en un recorrido zigzagueante entre estaciones del Vía Crucis y pinos en la Loma del Calvario, donde una cruz anuncia el momento de la Crucifixión.

 

La procesión de la Virgen de Fátima se convierte en un día grande de fiesta. Esta procesión recorre los barrios más populares de la ciudad; desde primeras horas de la mañana, y en días anteriores a la fiesta se preparan los dibujos que se realizarán en las calles con alfombras de serrín pintado o hierbas aromáticas.

 

Ambas celebraciones supone un contacto directo con el espacio público y con una configuración específica del mismo, en la primera, la ascensión, la liturgia del camino y sus pausas, da sentido a la configuración actual de la subida a la Loma, la segunda de ellas, recupera una tradición de relación directa del ciudadano con la calle, la apropiación del espacio público y su transformación…

 

La recalificación urbana del entorno de la Loma del Calvario de Tíjola, exige un acercamiento respetuoso con el futuro de un espacio de memoria colectiva, capaz de reinterpretar y cualificar el espacio público que rodea a la Loma del Calvario como un nuevo soporte de usos, que recupere la relación directa del paseo y el espacio público con el medio natural y el espacio más urbano, para recuperar para el pueblo otros modos de relacionarse con sus bordes y con devolver a dicho espacio la “centralidad periférica” que ocupa en el pueblo y en su territorio.

 

Partiendo de la delimitación de espacio público objeto de la actuación, debemos entender la Loma como parte de un sistema concatenado de diversos vacíos urbanos sin cualificación (pinar, entorno de la calle Puntal y plaza), determinado por el entorno natural que establece la implantación del pueblo y su propia estructura urbana a media ladera disgregándose en indefinición en sus bordes.

 

Observamos, a imagen de la propia Loma del Calvario, un proceso de reciente reforestación de los montes que definen el término del municipio, al sur del mismo y que suponen los arranques de la sierra de los Filabres.

 

Proponemos una continuidad del proceso de reforestación, un contacto entre lo urbano y lo forestal, que pueda resolver los espacios de indefinición del municipio en sus contactos a media ladera con los primeros montes. Extendiendo el tratamiento forestal hacia el ámbito urbano (reforestando el ámbito urbano) o extendiendo y difuminando el tratamiento urbanizador según nos aproximamos hacia el monte y el pinar (urbanizando el pinar). Si entendemos el bosque mediterráneo como una sección trasversal del monte encontraremos un fitoepisodio (representación artificial de comunidades naturales) formado por una sección variable que oscila entre el bosque alto, un arbolado de coníferas de porte medio, y su gradación en arbustivas… 

 

La Loma ha de suponer un soporte de usos lúdicos del pueblo y aglutinar en su borde nuevos usos y espacios públicos. Dentro del sistema plaza-jardines-parque…, el pinar como recurso estratégico, como símbolo de reforestación del espacio urbano… determina la reconfiguración de los acceso a la Loma y se convierte en el elemento en torno al cual debe organizarse el espacio público, el mapa de usos propuestos, los recorridos y la propia materialidad de la propuesta… La memoria colectiva y las fiestas populares, han generado una fuerte conciencia colectiva que debe ser encauzada como un motor para la recuperación del espacio público, de La Loma, del complejo sistema de espacios libres concatenados:

 

Se propone la reordenación de la calle Puntal que resuelva el acceso a la Loma del Calvario y a los depósitos de abastecimiento de un modo más ordenado. Es la nueva calle Puntal el hilo conductor de la propuesta, ligado a la intención de extender el tratamiento de pinar hacia el interior del pueblo, configurando en su parte más baja, una alineación de vegetación que resuelve en un amplio parterre en talud la definición de la calle y acota un espacio público que iguala la multitud de niveles existentes anteriormente y resuelve los diferentes contactos con todas las calles. En su parte superior, con una mejor accesibilidad, se ubican las zonas de juegos infantiles en una continuidad directa con la plaza inferior y con el “parque” que acompaña la nueva calle Puntal en su enlace con el recorrido de acceso a la Loma del Calvario.

 

Se reordenan asimismo los vacíos existentes entre la nueva calle Puntal y la Loma, se trata de medias laderas para las cuales proponemos una reforestación “urbanizada”, incluyendo elementos de contención que sirvan de bancales y recogiendo las sendas y veredas que existen en la actualidad, sirviendo dicho parque como espacio previo a la Loma del Calvario.

 

Entendemos que el trazado del camino que asciende por la Loma del Calvario es el adecuado, con mínimos elementos, se trata de producir una relación entre la arquitectura, el paisaje, la historia y la memoria, utilizando como materiales de proyecto los hitos que configuran el Vía Crucis, el sendero de ascensión, la vegetación existente y el simbolismo, que amplían la noción del lugar.

 

Sobre el sendero existente, el camino se extiende como una alfombra que incorpora en su subida cada uno de los hitos u hornacinas, incorporando matizaciones en el propio pavimento que invitan a detenerse para reflexionar y descubrir el paisaje, se proponen ligeras ampliaciones en cada una de las curvas o “revueltas del camino”, por un lado para reducir la pendiente del mismo y hacerlo más practicable, por otro lado para producir múltiples miradores ya que es en éstos puntos donde se tienen las mejores vistas del valle y del pueblo.

 

Se genera un mirador en la parte superior, relacionado con la propia subida, y con el resto de la actuación.
 

Técnicamente, la propuesta se enmarca dentro de unos parámetros de sencillez tipológica y constructiva, empleando en su mayoría materiales tradicionales (solados de hormigones, adoquinados, pavimentos blandos, plantaciones de vegetación autóctona…), y adaptándose a los condicionantes propios y específicos del lugar.

 

No se modifican los usos del suelo, el espacio público se reordena introduciendo nuevos usos compatibles con el espacio público, se mantiene el viario existente cualificando algunos tramos dando prioridad al peatón. Se mantiene el carácter polivalente de determinados espacios (plaza junto a la calle Puntal), como zona de estacionamiento, pero también como gran espacio vacío donde organizar mercados, ferias, eventos deportivos…