Situado en pleno casco histórico, junto a la plaza de España y el ayuntamiento, sobre uno de los ejes estructuradores de la trama histórica de la localidad encontramos el antiguo colegio Ignacio Halcón. Se trata de una casa palacio del siglo XVIII, propiedad de D. Ignacio de Halcón, Conde del mismo nombre que, tras su muerte, donó parte del edificio a las Hermanas de la Cruz para instalar allí su convento y capilla. Otra parte fue cedida por los herederos del citado conde al consistorio hacia el 1948 para acoger un uso educativo, tal y como éste había determinado en su testamento, dedicándose el inmueble desde entonces a colegio femenino regido por las hermanas con el nombre de su antiguo propietario y benefactor.

 

Si bien el edificio no destaca como hito arquitectónico excepcional, se integra con naturalidad en un entorno en el que prima una arquitectura culta de calidad. En su fachada a la plaza de las Monjas, se conserva portada y balcón, labrados en piedra arenisca, de estilo neoclásico. Su tipología corresponde a la de casa patio, con cierta complejidad espacial, tipológica y constructiva, resultado de los sucesivos cambios de uso, adiciones, cesiones y servidumbres que ha sufrido a lo largo del tiempo. El sistema constructivo básico de la edificación está compuesto por muros de carga de ladrillo macizo con forjados que originalmente eran de vigas de madera y ladrillo taco o prensado y que con el paso del tiempo han ido siendo sustituidos por sistemas constructivos contemporáneos.

 

Su planta es irregular, con un patio que en tres de sus lados cuenta con columnas de mármol y balcones en planta primera. Este patio se encuentra adosado a la medianera del convento, generando un recorrido a lo largo de una galería en "L" en planta baja y primera. Así, el edificio original se configura como un volumen de dos alturas con cubierta de madera y faldones de teja árabe a dos aguas. La caja de escalera, cubierta con bóveda y situada en el cambio de dirección de la galería, sirve como núcleo de comunicación vertical y articulador de las galerías que dan acceso a las diferentes estancias o espacios habitables, la mayoría de las cuales tienen en ésta en su única fuente de luz.

 

El convento continúa en la actualidad en pleno uso, con la misma congregación religiosa que lleva a cabo una importante labor social de apoyo a la marginalidad y la pobreza en la localidad. El antiguo colegio fue abandonado al final de la década de los ochenta del siglo pasado, debido a su precario estado de conservación, y hace unos años se emprendió un largo proceso de rehabilitación integral, con el fin de proporcionar a la localidad un centro de desarrollo cultural y social que refuerce la dotación de este tipo de equipamientos en el municipio.

 

 

En el antiguo colegio Ignacio Halcón de Lebrija convergen dos circunstancias que han sido el hilo conductor de la propuesta arquitectónica: la complejidad espacial y la sencillez constructiva del bien original. La complejidad surge de su propia historia, de las anexiones y divisiones, de los diferentes usos y obras de adecuación que lo han ido transformando sin destruirlo. La sencillez constructiva ha posibilitado el uso de recursos formales que han multiplicado sus posibilidades espaciales y su flexibilidad funcional.

 

Así, la intervención consolida el esquema de crujías paralelas a la fachada principal, que se organizan con la propuesta en cuatro niveles y dos plantas, baja y primera, en las crujías frontales, y dos entreplantas en la crujía del fondo. Un torreón permite el acceso a la cubierta del edificio para mantenimiento e instalaciones, configurando un quinto y último nivel. En la fachada principal, orientada al sur, se sitúan los accesos: uno principal, que accede a la galería de planta baja y patio a través de un vestíbulo, y otro secundario, habilitado para personas con movilidad reducida, que se produce a lo largo de la servidumbre de paso hacia el centro de la manzana y que comunica directamente con el núcleo de comunicaciones del edificio.

 

La posición urbana de este equipamiento, en contacto con otros edificios municipales y en la proximidad del mirador de la Peña, posibilitan esta interesante operación urbana que pretende integrar y articular valores de rehabilitación del patrimonio municipal de interés arquitectónico con una importante componente social, vinculada además a la reactivación urbana del entorno del hito del mirador.