Reseña histórica
La iglesia de San Jerónimo de Baza forma parte de un notable conjunto monumental constituido por el monasterio del mismo nombre, situado al lado sur de la misma, y el palacio de Los Enríquez, declarado Monumento Histórico-Artístico en 1975, al norte. El origen de estos tres edificios tuvo lugar en el año 1502, por voluntad del matrimonio formado por D. Enrique Enríquez, tío carnal del Rey Fernando El Católico, y Doña María de Luna, quienes encargaron su construcción, de forma simultánea, a su mayordomo García de Villarroel.
Durante muchos años la relación entre los moradores del palacio y los frailes del monasterio jerónimo fue muy estrecha, no sólo por el privilegio del que disfrutó Doña María para usar un pasadizo elevado o algorfa que comunicaba sus aposentos privados con una tribuna elevada que le permitía asistir a los actos litúrgicos sin mezclarse con el resto de los feligreses, sino también, y como era costumbre en las clases nobles de la época, por la intención que movió a sus fundadores de procurarse un panteón familiar en la capilla mayor del templo.
El monasterio de San Jerónimo jugó un papel fundamental en la sociedad bastetana de los siglos XVI al XVIII, tanto en lo referente a la vida religiosa de la ciudad, como por su poder económico, debido a sus numerosas posesiones. Dicho poderío económico no paró de crecer, especialmente tras la expulsión de los moriscos, hasta desaparecer bruscamente con el proceso desamortizador iniciado por Mendizábal en torno a 1821, y ser enajenados paulatinamente sus bienes que pasaron a manos privadas a lo largo de las décadas siguientes.
La iglesia, por su parte, tras sufrir diferentes avatares durante la ocupación francesa y la salida de los frailes, permaneció abierta al culto como ermita durante la segunda mitad del siglo XIX, hasta su cierre definitivo al culto en 1936 con motivo de la guerra civil. Posteriormente fue usada como almacén de espartos y encurtidos, e incluso como depósito municipal tras su adquisición por el Ayuntamiento de Baza.
Intervención
Previo al inicio de las obras el inmueble presentaba un mal estado general de conservación y ausencia completa de instalaciones como consecuencia de su abandono y falta de uso de los últimos tiempos, además de importantes patologías, tanto en cubiertas como en muros. Un aparatoso andamiaje ocupaba, además, la zona central del crucero, para apoyo de la cubierta provisional colocada tras las obras de emergencia acometidas en el año 2002.
Con este punto de partida, la intervención de rehabilitación realizada ha consistido fundamentalmente en la estabilización estructural del edificio y la reparación o sustitución de su sistema de cubiertas, a la vez que se ha dotado al inmueble de unas instalaciones y terminaciones básicas al objeto de, por una parte, detener su progresivo e implacable deterioro y, por otra, posibilitar su posterior y sencilla adecuación para el desarrollo de determinadas actividades acordes con el nivel de terminación del edificio.
Tras los trabajos de limpieza y demolición de los elementos constructivos, en avanzado estado de ruina o los añadidos sin valor patrimonial, se procedió al desmontado de la cubierta provisional de chapa de acero y la primitiva de madera, reservándose las piezas en buen estado, tanto tejas como pares y durmientes, para su posterior reutilización.
La reparación de las grietas existentes en los muros de sillería, algunas de considerable importancia, se ha realizado mediante desmontado y recolocación de los sillares afectados y el cosido y relleno de las llagas afectadas.
Se han reconstruido los contrafuertes perdidos mediante despiece de sillares, determinado por la altura de las hiladas y las dimensiones de las piezas próximas, utilizando piedra caliza alba con tratamiento superficial envejecido. Los trabajos de tratamiento de los elementos de piedra, tanto en fachada como en el interior de la nave, se han realizado bajo la dirección de un restaurador, consistiendo en la reposición en piedra travertino semejante a la original del inmueble.
Del mismo modo se ha reparado y consolidado el sistema completo de bóvedas del inmueble, siendo el crucero y el ábside las zonas con mayor grado de deterioro, además de las bóvedas de las capillas laterales, algunas completamente arruinadas. Con el mismo criterio de consolidación estructural, se han retacado los huecos existentes, tanto en la nave de la iglesia como en los niveles inferiores de la torre de la iglesia, integrados dentro del volumen de la vivienda colindante, al objeto de estabilizar el ligero desplome existente en esta última.
La intervención se completa con un nuevo pavimento en el interior de la iglesia, la dotación de una serie de instalaciones básicas: protección contraincendios e iluminación, y la adaptación de sus accesos hacia la recientemente reurbanizada calle Carrera de Palacio, donde el edificio queda integrado tras su recuperación, además de conservar su merecido valor patrimonial y urbano.