El edificio conocido como teatro Oscense se corresponde con la antigua iglesia del convento de Santo Domingo, fundado en 1547 y declarado Monumento Nacional en 1980. Se sitúa en la plaza de Santo Domingo, en el extremo norte de la calle Mayor de Huéscar, junto a la capilla de Nª Sª del Rosario del siglo XIX, también de gran valor patrimonial.

 

Su uso durante los últimos años como almacén municipal así como la prolongada falta de mantenimiento han contribuido a que, si bien se conservaran los muros estructurales y la cubierta del edificio, se hubiesen perdido o deteriorado gravemente la casi totalidad de sus revestimientos.

 

La iglesia fue construida originariamente con muros de carga de fábrica mixta, con cajones de tapial y/o mampostería y machones y verdugadas de ladrillo. La iglesia había perdido una de sus naves laterales, la del lado oeste, por lo que los arcos que la comunicaban interiormente con la nave central habían sido cegados con fábrica de bloques de hormigón para evitar que quedara abierta y desprotegida al exterior.

 

La cubierta de la nave principal, el elemento más valioso del conjunto, está formada por una armadura mudéjar de par y nudillo con almizate totalmente apeinazado y decorado con piña de mocárabes en el centro. La armadura se completa con seis tirantes pareados decorados con lacería sobre canes lobulados y cuadrales también pareados y decorados. La cubierta estaba terminada con teja curva cerámica a cuatro aguas, con los problemas propios de la falta de mantenimiento. En lo que se refiere a la capilla, su estado de conservación era similar al de la iglesia, lo que había provocado un gran deterioro superficial así como de la estructura de madera que soportaba la cubierta.

 

Antes de acometer la redacción del proyecto de ejecución, se realizaron una serie de análisis, comprobaciones in situ y trabajos previos de investigación arqueológica y de reconocimiento del estado de la edificación, imprescindibles tanto para la elaboración de la estrategia a seguir en los distintos procesos constructivos como en el diseño del programa del edificio.

 

 

Con la intervención realizada se ha pretendido conseguir el doble objetivo de, por un lado, acometer la rehabilitación arquitectónica de los edificios de la iglesia de Santo Domingo y capilla del Rosario así como la ordenación del patio del claustro anexo, y por otro la rehabilitación funcional de una actividad teatral que se desarrolló en este inmueble desde mediados del siglo XIX.

 

Para ello ha sido necesaria una intervención global en el edificio que mantuviera un equilibrio entre el trato cuidadoso y de respeto que merece un Bien de Interés Cultural, con las necesidades espaciales y técnicas que necesita un contenedor de espectáculos culturales moderno. Bajo esta premisa, las decisiones se han tomado siempre desde el máximo respeto a la edificación existente lo que, junto con las limitaciones de la propia parcela, ha supuesto ajustar algunas de las pretensiones iniciales del equipamiento escénico.

 

Así, la sala de espectadores se situó en la nave principal de la iglesia y, para poder tener una completa percepción del artesonado, se optó por una solución que no dividiera ese espacio, ubicando la escena en una pieza de nueva construcción en el lugar que hubiera ocupado el ábside (nunca construido) de la iglesia. De esta forma, el gran arco de medio punto que existe en el muro que cierra la nave central de la iglesia por su lado norte, pasó a ser el arco de embocadura de la escena del teatro.

 

El acceso principal al teatro se mantiene desde la plaza de Santo Domingo, pero para conservar la independencia de la sala de butacas, se utiliza la capilla del Rosario como vestíbulo, poniendo así en valor esta edificación que conserva su volumen original y constituye un lugar idóneo de espera previo a la distribución e ingreso del público. La puerta principal de la Iglesia queda reservada para ocasiones especiales.

 

En la nueva nave lateral situada al oeste construida sobre la antigua desaparecida, se han ubicado todos los espacios destinados a los actores (camerinos, aseos, salas de ensayo...) así como las zonas de almacenaje e instalaciones, con acceso directo a la escena y las mesas de control ubicadas en el lugar que antiguamente ocupaba el coro de la iglesia. El gran espacio libre de planta baja, relacionado directamente con el patio del antiguo claustro del convento, posee vocación de espacio multiusos para utilizarse tanto como lugar de descanso entre actos como para la celebración de cualquier acto cultural independiente de la sala principal.

 

Tanto durante los estudios previos como durante la ejecución de las obras aparecieron distintos elementos arqueológicos y decorativos que fueron tratándose particularmente para su restauración, conservación e integración en el nuevo edificio. Una mención especial merece la restauración del artesonado de armadura mudéjar de la nave principal, realizada de manera muy escrupulosa y exhaustiva, pues presentaba falta de muchas piezas e intervenciones de consolidación anteriores que no habían sido las más adecuadas. El resultado ha sido la recuperación total de unos de los artesonados más importantes de Andalucía y que ahora, tras las obras de rehabilitación, puede contemplarse en su totalidad desde la sala de espectadores del nuevo equipamiento escénico.