Biblioteca del Instituto de Estadística de Andalucía
El libro expuesto es una reproducción facsímil realizada en el año 1982 por el Instituto Nacional de Estadística del original del archivero de Simancas y canónigo maestrescuela de S.I. Catedral de Plasencia, D. Tomás González Hernández, e impreso en el año 1829 por la Imprenta Real.
La obra se basa en el Censo de la Corona de Castilla de finales del siglo XVI, conocido como "Censo de los Millones" ya que se realizó con una finalidad claramente fiscal, el cobro de un impuesto extraordinario de ocho millones de ducados.
D. Tomás González, después de un largo y laborioso trabajo entre los papeles del Archivo de Simancas, que había sido saqueado por las tropas francesas en los primeros años del siglo XIX, añadió a dicho censo nuevas cifras y datos con la intención de ofrecer una visión completa de la población de todo el reino español a finales del siglo XVI.
El documento se muestra abierto por los datos correspondientes al Obispado de Cádiz. Se trata de una parte del Apéndice que contiene las "Relaciones remitidas por los M.RR. Arzobispos, RR. Obispos, y otros prelados y personas eclesiásticas del vecindario de sus Diócesis y territorios al Señor Rey D. Felipe II, por mano de Francisco González Heredia, su secretario del Real Patronato de la Iglesia, copiadas de los originales que se custodian en el Real Archivo de Simancas".
Archivo Histórico Provincial de Granada
El Catastro de Ensenada responde a un intento ilustrado de racionalizar la Hacienda castellana del Antiguo Régimen, sustituyendo las llamadas Rentas provinciales (alcabalas, cientos, millones, servicio, tercias, fiel medidor) por una Única Contribución. Su impulsor, el Marqués de la Ensenada, ministro de Fernando VI, tomaba para ello como ejemplo el modelo fiscal impuesto en Cataluña tras la Guerra de la Sucesión.
Aprobadas por Real Decreto de 10 de octubre de 1749, las instrucciones del Catastro serán aplicadas en las provincias por los intendentes, asistidos en cada pueblo por las "audiencias" o grupos de personas cualificadas para ello.
Dentro de la producción documental del Catastro, los libros de Respuestas Particulares del vecindario eclesiástico y secular resumen la totalidad de la población por cabezas de familia, aportando información detallada de todas las personas dependientes de ellos, sus edades y oficios, así como información de todos los bienes que poseía y los ingresos que tenía. Además, los libros de Respuestas Particulares suelen presentar dibujos, normalmente bastante simples, del término municipal, lo que nos permite tener una primera imagen cartográfica de muchos municipios. Constituyen, por lo tanto, una fuente fundamental de información demográfica y socioeconómica de nuestro país a mediados del siglo XVIII.
Archivo Diocesano de Cádiz
A lo largo del siglo XVII y a pesar de las epidemias, la ciudad de Cádiz creció tanto desde el punto de vista demográfico como económico. En el año 1717, durante el reinado de Felipe V, se traslada la sede de la Casa de la Contratación desde Sevilla a Cádiz, hecho que marca el comienzo de una etapa floreciente para la ciudad en todos los aspectos, incluido el demográfico.
Se trata, por lo tanto, de unos tiempos de bonanza y bienestar. Una muestra de esto es que, según el Padrón General de los Habitantes de Cádiz del año 1786 que aquí se expone, la población de la ciudad era de 71.499 habitantes, de los cuales 37.233 eran varones y 34.266 hembras. Se trata de una cifra bastante elevada.
No obstante, una serie de circunstancias que se producen a principios del siglo XIX van a hacer que se reduzca considerablemente la población de la ciudad. Se trata la fuerte epidemia de fiebre amarilla que desde agosto del año 1800 comenzó a detectarse en la ciudad y la invasión por parte de las tropas napoleónicas.
Archivo Municipal de Cádiz
Los padrones domiciliarios constituyen una fuente documental fundamental para la realización de estudios demográficos ya que pueden aportar datos muy variados: nombre de las calles y el número de personas que habitan las casas, así como su nombre, edad, naturaleza, estado civil, empleo u oficio, tiempo de vecindad o residencia, número de hijos y sus nombres y edades, etc. Además, los padrones poseen en sí un valor informativo de extraordinaria importancia para cualquier estudio o análisis de una sociedad o ciudad desde el punto de vista, no sólo demográfico, sino también económico, social o incluso médico o epidemiológico, puesto que en ocasiones se hace constar la incidencia de las epidemias.
Se exponen aquí dos padrones domiciliarios, ambos del siglo XIX. El primero corresponde al Barrio Nuevo de Santa Cruz y data del año 1837. En él se describen un total de 58 casas de la calle de la Cruz Verde, calle de San Vicente, Callejón alto de los Descalzos, Callejuela de la Cabra, Callejón bajo de los Descalzos y Callejón de Garaicochea. En este padrón, además de los datos habituales, se recoge también información acerca de si los habitantes han pasado la epidemia, dato este de gran interés teniendo en cuenta las constantes epidemias que ha sufrió la ciudad de Cádiz. El segundo padrón corresponde al Barrio del Correo, concretamente se trata del tomo 1º, y data ya del año 1878. En él la relación empieza por el cabeza de familia y a continuación se anotan el resto de personas que residen en la misma vivienda, incluidos los criados domésticos si los tuvieran. En el caso de que se tratara de posadas, mesones, casas de huéspedes, etc. el dueño debía anotar el nombre de las personas que en ellas dormían y el pueblo del que procedían.
Archivo Histórico Provincial de Cádiz
El Arzobispado Castrense de España nace por el deseo de la Iglesia Católica de ofrecer asistencia espiritual a los militares ya que siempre ha considerado que sus necesidades espirituales son muy diferentes a las del resto de la población.
La Jurisdicción Eclesiástica específicamente Castrense y exenta existe en nuestro país desde la primera mitad del siglo XVII, rigiéndose por Breves Pontificios que progresivamente van determinando esta jurisdicción y que establecieron que ésta sería ejercida por el Vicario General . A lo largo de su historia y por motivos políticos, la Jurisdicción Castrense ha tenido una gran inestabilidad. De hecho fue suprimida durante la Segunda República por medio de la Ley de 30 de junio de 1932 y no fue restablecida totalmente hasta el año 1950 en el que se firma un Convenio entre la Santa Sede y el Estado Español, convenio que fue ratificado por el concordato de 1953. El 3 de enero de 1979 se firma un nuevo Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Español, que todavía está vigente en nuestros días. Se trata del Acuerdo sobre la "Asistencia Religiosa a las Fuerzas Armadas y Servicio Militar de Clérigos y Religiosos".
Entre las Parroquias del Arzobispado Castrense de España está la Parroquia Castrense del Santo Ángel de Cádiz. La Iglesia actual es resultado de la ampliación en el año 1836 de la ermita del Santo Ángel de la Guarda.
El documento que se expone es un padrón de esta iglesia parroquial perteneciente a la Jurisdicción Castrense y en ella se recoge información de los individuos de los cuerpos militares que están adscritos a la misma, incluyendo información acerca de sus esposas, hijos e incluso sirvientes.
Archivo Municipal de Cádiz
El Registro Civil en España es un instrumento fundamental para la Administración del Estado ya que le sirve para el conocimiento y el control del estado civil de las personas. Este Registro Civil se crea con la ley de 17 de junio de 1870, que no entró en vigor hasta el 1 de enero de 1871.
Los antecedentes más inmediatos del Registro Civil, aparte de en los registros parroquiales, hay que buscarlos en la Real Orden de 23 de mayo de 1801 que obligaba a los párrocos a confeccionar unas listas de bautismos, matrimonios y entierros que debían ser remitidas a la administración pública. Unos años después, por medio de la Real Orden de 23 de junio de 1813, se obligaba a los Ayuntamientos a enviar a las autoridades provinciales una nota de los nacimientos, matrimonios y defunciones de cada pueblo, extendida por el cura párroco y de la que debía conservarse un registro en el Ayuntamiento. Por último, por medio de la Real Orden de 3 de febrero de 1823 se obligaba a las secretarías de los Ayuntamientos a llevar registros de nacimientos, matrimonios y defunciones y remitir copias de los mismos a las Diputaciones.
Estos precedentes del Registro Civil, son una fuente fundamental para el estudio demográfico ya que ofrecen datos fiables acerca de nacimientos, matrimonios y defunciones.
Se expone un documento que forma parte de estos registros que mantenían los gobiernos locales. Se trata de un libro que recoge los asientos o partidas de las defunciones habidas en la ciudad de Cádiz en el año 1850. La información que nos ofrece es abundante, tanto de las personas fallecidas como también de sus padres: nombre, fecha de defunción, naturaleza, estado civil, profesión, etc. de los fallecidos y nombres y naturaleza de sus padres.
Archivo Municipal de Cádiz
Toda la legislación ya citada que sirve de precedente en España a la creación del Registro Civil, es también el origen de los documentos que se muestran. Se trata de la obligación de los párrocos de recoger los bautismos, los matrimonios y las defunciones de sus parroquias y remitirlos al Cabildo, así como la de la administración local de registrar los nacimientos, matrimonios y defunciones y remitir a las autoridades provinciales una copia de los mismos.
Se recoge en estos estados el número de los bautismos y matrimonios celebrados durante al año 1852 en todas las Parroquias de la ciudad de Cádiz. Ofrecen una valiosísima información demográfica: número de hijos tanto de matrimonios legítimos como fuera del matrimonio, diferenciando por sexos y ofreciendo los datos totales y por meses; matrimonios de solteros con solteras, de solteros con viudas, de viudos con solteras y de viudos con viudas, tanto por meses como también los totales anuales.
Archivo Histórico Provincial de Cádiz
La citada Ley de 17 de junio de 1870 organizó de forma provisional el Registro Civil en España, marcando las pautas generales en las que se basa el actual. Con ella, se encomendaba su gestión a los jueces municipales. Con esta medida el Estado asumía el control para hacer constar de un modo auténtico las circunstancias del estado civil de las personas. Hasta entonces había sido la Iglesia quien había llevado esta función a través de los libros sacramentales, que habían servido para probar los nacimientos, matrimonios y defunciones.
Entre los libros del Registro Civil están los de Actas de Defunciones, de los cuales se expone el correspondiente al año 1872 de Jimena de la Frontera. En estas actas se hacía constar los siguientes datos:
Archivo Diocesano de Cádiz
Los registros parroquiales han sido una fuente fundamental a la hora de estudiar la demografía de la ciudad. Estos registros, que comprendían bautismos, matrimonios y defunciones, fueron obligatorios en todas las parroquias como consecuencia de los Decretos del Concilio de Trento, que obligaban a los párrocos a llevarlos. Estas anotaciones sirvieron de precedente al Registro Civil, que empezó a funcionar a partir de 1871.
Los bautismos eran inscritos en forma de acta celosamente por el párroco. Este hecho tenía gran trascendencia futura, pues la copia de la partida de bautismo era imprescindible para contraer matrimonio.
El volumen que presentamos es el libro 18 de Bautismos celebrados en la Iglesia de la Santa Misericordia de Jimena de la Frontera desde principios de enero de 1764 hasta el 24 de febrero de 1770. La información que se detalla abarca la fecha del bautismo, el nombre del párroco, nombres y apellidos de los bautizados, nombres de los padres, padrinos, oficios de los padres, etc.
Archivo Municipal de Cádiz
La más catastrófica epidemia de fiebre amarilla que se conoce entró en el año 1800 en Andalucía por Cádiz. Desde el mes de agosto de ese año comenzó a detectarse en Cádiz una fuerte epidemia, que se extendió a otras poblaciones .
Por medio de una Real Orden de 5 de septiembre de 1800, el Supremo Consejo de Castilla ordenó que se le remitieran informes de la incidencia que había tenido la epidemia, distinguiendo por sexos y edades. En consecuencia, el Ayuntamiento de Cádiz pidió a los Señores Curas que le remitieran nota de dicha incidencia en sus respectivas Parroquias.
El documento que se muestra recoge estas notas e informes sobre los estados en las diferentes Parroquias de la ciudad de Cádiz y está abierto por la "Nota de los que han fallecido en la Feligresía de San Lorenzo de esta Ciudad de Cádiz en todo el mes de agosto de este año de 1800 durante la Epidemia con expresión de sus nombres, naturalezas, edad, estado, vecindad, total diario y total general". Según los informes y notas remitidos por las diferentes Parroquias de la ciudad, resulta que fueron 7.387 los fallecidos, 5.810 varones y 1.577 hembras.
Archivo Diocesano de Cádiz
Como consecuencia de la citada Real Orden de 5 de septiembre de 1800, en la que el Supremo Consejo de Castilla ordenaba que se le remitieran informes de la incidencia que había tenido la epidemia de fiebre amarilla de 1800, ha llegado hasta nosotros una abundante documentación de las personas fallecidas en las diferentes parroquias de Cádiz.
El documento que se expone aquí es fundamental para el estudio del impacto demográfico que la epidemia del año 1800 tuvo en la ciudad, ya que presenta, por un lado el estado general de las personas invadidas de la epidemia desde los primeros días del mes de agosto hasta el 31 de octubre de 1800, y por otro la distribución por parroquias y también por sexos y edades de los fallecidos. Además de los 7.387 muertos que aquí se recogen, de los cuales, 5.810 fueron varones y 1.577 hembras, hubo también 1.128 en el Hospital de la segunda aguada respectivos al Departamento de la Real Isla de León, actual San Fernando, Arsenal de la Carraca, Buques armados y Ejército acantonado, los cuales no se comprenden en el estado aquí expuesto.
Archivo de la Diputación Provincial de Cádiz
El paso del Antiguo Régimen al Sistema Liberal marca importantes cambios en la protección social que el Estado ofrece a sus ciudadanos . Los cambios políticos, sociales y económicos introducidos con las Cortes de Cádiz requerían una revisión y reestructuración de las prestaciones sociales, sanitarias y benéficas.
Durante el Trienio Liberal, por medio de la Ley de 1822, la beneficencia pública dependía de las Juntas Municipales de Beneficencia. A mediados del siglo XIX se consolidan definitivamente las Diputaciones Provinciales, creadas a raíz de la Constitución de 1812. Será entonces, concretamente con la ley del 20 de junio de 1849 y el Reglamento de 14 de mayo de 1852 para su ejecución, cuando la beneficencia pública pase a depender de la Administración Provincial y se creen las Juntas Provinciales de Beneficencia.
La Casa Matriz de Expósitos de Cádiz o Casa Cuna fue fundada en el año 1621. Como el resto de los establecimientos benéficos que existían en la provincia de Cádiz, a partir de 1849 dependía de la Diputación Provincial. Es también en el siglo XIX cuando se le adscriben las hijuelas de expósitos de Algeciras, Chiclana, Medina Sidonia, Puerto de Santa María, San Fernando, Sanlúcar de Barrameda, San Roque y Tarifa. La Casa Matriz de Expósitos recogía a los niños de la ciudad de Cádiz y también a aquellos que eran trasladados desde las hijuelas de los pueblos que a ella estaban adscritas. Estas hijuelas, por lo tanto, eran lugares donde se recogían a los niños en los diferentes pueblos y comarcas y, posteriormente, eran trasladados a la casa central de la capital.
El padrón de expósitos que se presenta corresponde a la Casa Matriz de Expósitos de Cádiz y nos ofrece una valiosa información acerca de los niños expósitos de numerosos pueblos de la provincia, sus nodrizas y domicilios, etc., desde 1868 a 1920.
Archivo de la Diputación Provincial de Cádiz
El registro de nacimientos y defunciones en un establecimiento benéfico contiene una gran cantidad de datos que son fundamentales para la realización de estudios demográficos. Nos aportan información acerca del nombre y apellidos de las personas que nacen, día, mes, año y hora, nombre de los padres y de donde eran naturales, nombre de los abuelos paternos y maternos. Igualmente ocurre con las personas fallecidas, nombre de los padres, si viven o no y de donde eran naturales, y la fecha y hora de la defunción, así como las causas de la muerte.
Los antecedentes del Hospital Civil Provincial de Cádiz se hallan en el antiguo Hospital de la Sangre y el de coléricos. Es el precursor directo del Hospital de Mora, que se comenzó a construir en el año 1903 por José Moreno de Mora. Este libro de Registro de Nacimientos y Defunciones del Hospital Civil Provincial de Cádiz es una fuente riquísima de datos demográficos de la provincia de Cádiz y en él se recogen los nacimientos que en dicho hospital tuvieron lugar desde el 21 de mayo de 1884 hasta el 31 de enero de 1894 y las defunciones ocurridas desde el 5 de mayo de 1884 hasta el 22 de mayo de 1896.
Archivo Municipal de Cádiz
Las iglesias y parroquias han cumplido durante muchos siglos también la función de cementerios donde eran enterrados los feligreses, naturalmente de modo y en lugar diferente dependiendo de su posición social. Durante el reinado de Carlos III se promulga la Real Cédula de 3 de abril de 1787, que ordenaba que los cementerios se ubicaran fuera de las poblaciones con el objetivo fundamental de evitar las constantes epidemias y enfermedades. Como consecuencia de esta legislación se comienza la construcción del cementerio de San José en el año 1800. Será en ese mismo, concretamente en el mes de agosto y como consecuencia del inicio de la epidemia de fiebre amarilla que tuvo lugar en la ciudad, cuando se inaugure el citado cementerio.
A pesar de la construcción de este cementerio y como ocurría en otras ciudades, durante los primeros treinta años del siglo XIX y debido a la inestabilidad política, se seguía enterrando en bastantes ocasiones en las iglesias. Será a partir del año 1833, por medio de una orden del Ministerio de Fomento, cuando se ordene de nuevo que los enterramientos se realizaran fuera de las poblaciones y cuando se comience a enterrar en los cementerios de una forma continuada.
Resultado de la instauración y uso de los cementerios de manera regular será la tipología documental de los libros de cementerios. El documento expuesto es un libro de inhumaciones realizadas en el Cementerio de Puerta de Tierra en Cádiz. En él se registran, en orden cronológico, los datos de las personas que han recibido sepultura en dicho cementerio desde enero de 1816 hasta 1835. La información recogida se ordena en diferentes apartados: "nichos ocupados con particulares, nichos ocupados con sacerdotes, sepulturas de mampostería, Hospital de San Juan de Dios, Hospital de Mujeres, Hospital Real de Marina, directamente de las Parroquias, Párvulos del Depósito General, Párvulos de las Parroquias directamente y un resumen general".
Archivo Municipal de Cádiz
El desplazamiento de los individuos, incluso dentro de las fronteras de un país, ha requerido históricamente una autorización superior por parte de los poderes públicos. El refrendo de esta autorización se realizaba por medio del pasaporte.
A principios del siglo XIX el pasaporte era obligatorio en España para viajar incluso dentro de la Península e islas adyacentes. Será en 1854 cuando el pasaporte quedará como un documento necesario sólo para salir de la Península, para Ultramar y para el extranjero. Desde esa fecha se puede ya circular dentro de nuestro país con otros documentos como las cartas de identidad o las cédulas personales. Un poco más tarde, en el año 1862, el pasaporte deja de ser necesario para salir de la Península, Ultramar y extranjero, siendo suficiente la cédula personal.
El documento que se expone es un libro de registro de dichos refrendos o pasaportes, que constituían un instrumento fundamentales para la identificación personal y para el control de la población.
Archivo Histórico Provincial de Cádiz
Como testimonio de este control por medio de los pasaportes que concedía la autoridad gubernativa, en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz se conserva una amplia colección de pasaportes y registro de control de pasajeros del siglo XIX. La serie de pasaportes refleja el movimiento de entrada y salida de personas de la ciudad.
Durante el período del bloqueo francés y de las Cortes constituyentes se produjo el incremento de población, entre otros motivos por el elevado número de personas que vinieron a refugiarse a la ciudad. Fueron, pues, muchos los que lograron superar el bloqueo, y pudieron entrar en Cádiz, principalmente por vía marítima. Como muestra de ello valga el pasaporte de Pedro Aparici y Ortiz, Diputado Suplente por la provincia de Valencia en las Cortes de Cádiz, que logró entrar en la ciudad el día 30 de enero de 1811, acompañado de su familia.
Archivo Diocesano de Cádiz
Los árboles genealógicos se realizaban para demostrar la ascendencia o descendencia de alguna persona, con el fin de demostrar su nobleza, la pureza de su sangre o por otros motivos. En los archivos eclesiásticos, los árboles genealógicos se encontraban fundamentalmente en los expedientes matrimoniales, ya que cuando dos contrayentes tenían algún parentesco familiar, era necesario especificar y demostrar el grado de parentesco, para obtener la necesaria dispensa de la autoridad eclesiástica, previa a la celebración del matrimonio.
Igualmente, en los documentos relativos a las capellanías (afectación perpetua o duradera de una masa de una finalidad religiosa o caritativa, realizada mediante cualquier tipo de negocio contractual) llamadas "de sangre", son muy frecuentes ya que los árboles genealógicos servían para demostrar que un opositor tenía derecho a la capellanía, o que una persona podía ser el patrono de esa fundación pía, por ser descendiente del fundador.
Se expone aquí el libro de geología del Señor Doctor Juan Bautista Suárez de Salazar y Torres, canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Cádiz y su Obispado. Fue fundador de un Patronato que se instituyó para dar "estado a sus parientes y parientas pobres, y por falta de ellos a los naturales, de esta ciudad, o que hayan vivido en ella, diez años cumplidos". En este libro, además del árbol genealógico que se muestra, se recoge información acerca de los parientes de D. Juan Bautista Suárez de Salazar para ser admitidos en el Patronato por él fundado y también de todas las personas a quienes se les dio limosna del mismo.