Más de un centenar de estudiantes de la Universidad de Sevilla han aprendido las claves para detectar el sexismo en los productos audiovisuales infantiles a través de las I jornadas 'Enseñar a ver, aprender a mirar: educando la mirada', organizadas por la Facultad de Comunicación y el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), con el fin de impulsar la “alfabetización mediática con perspectiva de género”. Así lo ha explicado la directora del IAM, Silvia Oñate, durante la inauguración del encuentro, en la que ha destacado la importancia de generar en el ámbito universitario “una conciencia igualitaria, crítica con el machismo” para que las futuras personas profesionales de los medios sepan erradicar los estereotipos sexistas “en la industria audiovisual del futuro” y puedan transmitir a la población infantil valores igualitarios y libres de violencia.

En este sentido, Silvia Oñate ha subrayado la necesidad de trabajar tanto con el mundo de la comunicación audiovisual como con el sector educativo, ya que ambos constituyen “importantes agentes de socialización” de las niñas y niños. A través del primero, la población infantil consume animaciones, series o anuncios con los que interioriza modas y modelos de comportamiento, mientras que la escuela supone, después de la familia, el primer ámbito de socialización de las personas, en el que se puede aprender “a vivir con una mirada de género”.     

La Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales ha presentado hoy el documental '25 años abriendo caminos', una obra audiovisual impulsada por el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) con motivo de su  aniversario y con la que se pretende rendir homenaje al esfuerzo de varias generaciones de mujeres andaluzas que, a través del asociacionismo y el feminismo, han trabajado durante décadas para defender y conseguir para todas las mujeres los mismos derechos y libertades.


Para la consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, María José Sánchez Rubio, “en estos 25 años hemos conseguido avanzar de manera exponencial en derechos y también en  responsabilidades, reconocimiento y libertad”. Tal y como ha indicado la titular de Igualdad, Salud y Políticas Sociales durante la presentación del documental, “hoy por hoy, en Andalucía seguimos comprometidos con los derechos humanos y con la igualdad entre mujeres y hombres”.


En cualquier caso, Sánchez Rubio ha subrayado la necesidad de continuar trabajando en el fomento de la igualdad “para que además de ser una cuestión de justicia, sea el más potente motor de progreso y desarrollo económico, político, educativo y cultural”. En este sentido, ha resaltado que el Gobierno andaluz mantiene la inversión en políticas dirigidas a la igualdad de trato, la empleabilidad de las mujeres, el empresariado y el emprendimiento femenino, el impulso a la coeducación para el crecimiento de generaciones igualitarias, la apuesta por las nuevas tecnologías para educación en igualdad de la gente más joven y la lucha contra la violencia de género.

Desde los foros se ha recordado la importancia de impulsar la Ley estatal de Titularidad Compartida de Explotaciones Agrarias, aprobada en 2011, para reconocer el trabajo diario de las más de 2,2 millones de mujeres que están presentes en el mundo rural andaluz. Según los datos de la EPA del segundo trimestre de 2014, la población ocupada en el sector agrario es mayoritariamente masculina (70,9% son hombres, frente al 29,5% de mujeres ocupadas), y, según el Censo Agrario, el 70,1% de las personas titulares de explotaciones agrarias son hombres. Unos datos que, tal y como se ha analizado en los foros, no reflejan el trabajo real en el ámbito rural, donde  las mujeres suelen compartir con su pareja el trabajo en tareas remuneradas, según los estudios del IAM 'Trabajo, Bienestar y Desarrollo de las Mujeres en el Ámbito Rural Andaluz' y 'El trabajo informal de las mujeres en las empresas familiares en Andalucía'.

Los citados estudios del IAM apuntan además que la mitad de las emprendedoras del sector agrícola no se consideran empresarias, por lo que se ha destacado la importancia de fomentar el “empoderamiento de la mujer rural” para hacer más visible su trabajo, su aportación y su liderazgo en la economía local, así como para mejorar sus condiciones laborales a través del emprendimiento, especialmente mediante el cooperativismo y el trabajo autónomo.