“Si la exposición del menor a la violencia de género produce traumas similares al maltrato infantil, los casos de madres asesinadas añaden graves secuelas en los niños y niñas, desde terrores nocturnos y regresiones hasta huidas del hogar o sintomatología ansiosa y depresiva”, ha explicado Sánchez Rubio, quien ha incidido en la necesidad de una atención inmediata que minimice el “shock psicológico”, facilite el proceso de duelo y favorezca la recuperación emocional a medio plazo.
El servicio, que se ofrecerá en la localidad donde sucedan los hechos, tendrá dos líneas de actuación: una directa con las y los menores, y otra indirecta con las familias y el entorno, que abarcará desde la comunidad educativa y los centros de salud hasta las fuerzas de seguridad, los medios de comunicación locales o el movimiento asociativo.
En la atención inmediata al menor y a la familia, se trabajará para disminuir el riesgo personal asociado al trauma; favorecer la contención emocional; activar los recursos personales de afrontamiento; recobrar el equilibrio emocional; prevenir el duelo patológico; potenciar la resiliencia familiar y asesorar en caso necesario.
Con la comunidad educativa se pondrá el acento en facilitar la recuperación de la normalidad cotidiana y en ofrecer pautas para realizar una acogida adecuada del menor. Asimismo, se ofrecerá formación a profesionales de otros ámbitos que puedan atenderles en un futuro para saber orientar cualquier tipo de intervención.
De forma paralela, el servicio contempla la realización de 8 cursos formativos provinciales dirigidos a las fuerzas y cuerpos de seguridad, con el fin de capacitarles en la intervención y ofrecerles pautas para la comunicación de malas noticias.
El programa estará activo las 24 horas, durante los 365 días del año.