Junto a ello, Elena Ruiz ha recalcado que la prostitución aúna en sí dos formas de dominio social, “el sexo y el dinero, en las que el hombre ostenta sobre la mujer un gran poder de forma sistemática”. En este sentido, ha señalado que los diversos estudios cualitativos señalan el consumo de prostitución como una “realidad muy normalizada”, donde los clientes vinculan la prostitución a una forma de ocio y de diversión, y relacionan el consumo con su identificación con la masculinidad, como sinónimo de poder y dominación sobre las mujeres. “Ello es consecuencia de la cultura sexual hegemónica en la que han crecido, que promueve un patrón erótico-misógino, promovido por la pornografía”, ha señalado Ruiz, quien ha abogado por una adecuada educación afectivo sexual y una coeducación transversal como “mejor herramienta para transformar ese modelo”.
Por ello, junto a la reforma de la Ley andaluza de Igualdad de Género, la directora ha recordado que el Gobierno andaluz trabaja en el diseño de una ley contra la explotación sexual y la trata de mujeres, para dar máxima protección a las mujeres prostituidas y víctimas de trata, así como para promover la sensibilización social en la materia.
Finalmente, la directora ha destacado que el IAM ha destinado este año 1,3 millones de euros a programas de atención a mujeres en riesgo de exclusión social, entre ellas mujeres prostituidas y víctimas de trata. De los 1,3 millones invertidos en 2017, cifra similar a la de este año, 343.237 euros se destinaron a 21 proyectos para mujeres prostituidas y víctimas de trata, que han permitido atender a 3.056 mujeres (dándoles atención psicológica, sanitaria, acogida, inserción laboral, formación,....), por lo que se espera alcanzar este año el mismo número de beneficiarias.