El Programa de Atención Psicológica a las Mujeres Menores de Edad Víctimas de Violencia de Género presta terapia psicológica gratuita y especializada a víctimas de entre 14 y 18 años, y proporciona información y orientación a las madres, padres o tutores de dichas mujeres para minimizar al máximo las consecuencias de la violencia y prevenir nuevas relaciones de pareja no igualitarias.
Por provincias, el servicio ha atendido a 32 adolescentes en Sevilla; 26 en Granada; 22 en Córdoba; 15 en Jaén; 14 en Huelva; 10 en Almería y Cádiz respectivamente y 9 en Málaga.
Para desarrollar el programa, los centros provinciales del IAM y el Teléfono de la Mujer llevan los casos concretos de VG detectados en mujeres menores a un equipo especializado de psicólogos/as, que además de atender a la víctima (previa autorización de sus tutores) y a su familia, deriva a la misma a la red de atención (sanitaria, social, jurídica, policial,...) que se requiera.
Una vez derivada al equipo de terapeutas, la víctima recibe una sesión inicial de presentación y una serie de sesiones de terapia individual donde se abordan todos los aspectos relacionados con la violencia de género y sus manifestaciones, desde las más tempranas hasta las más severas. Tras dichas consultas individuales, y en función del perfil de las menores atendidas, el programa desarrolla en cada provincia sesiones terapéuticas grupales donde se refuerzan los contenidos aprendidos y se genera una red de apoyo informal para las menores. De forma paralela, las madres y los padres asisten a grupos terapéuticos, donde mejoran la comprensión del problema y comparten estrategias y buenas prácticas para apoyar a sus hijas.
Según ha explicado la directora, el programa presta especial atención a la violencia sexual, que se da en casi todos los casos de las adolescentes atendidas, pese a no ser ellas conscientes al inicio de la terapia. De este modo, Ruiz ha advertido de la necesidad de estar alerta ante el “falso consentimiento” y dar “suficiente formación sexual a las personas jóvenes para contrarrestar la pornografía patriarcal”.
Todas las adolescentes atendidas en el programa han sufrido además ciberdelincuencia de género, que se añade a la violencia de género tradicional en las mujeres jóvenes, ya que, según Ruiz, las redes sociales forman parte de su día a día y de su forma de comunicarse y relacionarse. Por ello, el programa aborda también todas las especificidades de la ciberdelincuencia de género, como la capacidad de difusión, repetición y viralidad de las agresiones digitales; el mayor anonimato del agresor; la continuidad en el tiempo; el exhibir tu intimidad ante infinitas personas; o la facilidad para el control permanente (geolocalizadores, control de estado online o conexiones, etc).