Por provincias, Almería ha atendido a 99 personas (52 mujeres y 47 menores); Cádiz a 156 (83 mujeres y 73 dependientes); Córdoba a 124 víctimas (63 mujeres y 61 menores); Granada a 167 (66 mujeres y 101 dependientes); Huelva a 84 víctimas (48 y 36, respectivamente): Jaén a 159 personas (61 mujeres y 98 menores); Málaga a 160 (77 mujeres y 83 dependientes) y Sevilla a 257 personas (130 y 127).
La directora del IAM ha explicado que la Junta de Andalucía tiene como prioridad la recuperación integral de las víctimas de violencia de género, más allá de su protección y seguridad, “consciente de que la autonomía y la estabilidad psicosocial resultan imprescindibles para impulsar su autoestima, su integración social y la recuperación de una vida normal, independiente y libre de violencia”. En esta línea, el Servicio Integral de Atención y Acogida del IAM, que funciona en Andalucía desde hace 17 años, ha sido referente nacional por su modelo de gestión integral, y ha atendido desde sus inicios a más de 45.000 víctimas de violencia machista.
La red cuenta con 34 centros de atención y acogida, de los que 9 son centros de emergencia -que dan cobertura inmediata a las necesidades de protección y seguridad de las víctimas-, 8 casas de acogida compuestas por 52 pisos -que, además de acogida, proporcionan las herramientas sociales, psicológicas y jurídicas indispensables para salir de la violencia, con una estancia inicial de alrededor de tres meses-, y 17 pisos tutelados -viviendas independientes para uso familiar, ubicadas en edificios y zonas normalizadas, destinadas temporalmente a favorecer la autonomía de las mujeres, una vez que han pasado por los otros dos recursos-.
El servicio tiene un equipo de personas profesionales que trabajan de manera multidisciplinar con las víctimas, ofreciéndoles terapia psicológica, asesoramiento y acompañamiento jurídico, orientación laboral y apoyo social. El servicio incluye además un programa de 30 becas anuales para la formación a distancia de mujeres acogidas, con el objetivo de mejorar su empleabilidad y nivel de autonomía. Junto a ello, la red desarrolla diversos programas para la atención integral a las y los menores (a nivel psicológico, lúdico, escolar,...) para su plena adaptación al nuevo entorno en el que viven y su total recuperación psicosocial, con el fin de minimizar las secuelas de la violencia machista sufrida durante la infancia.