Frente a ello, la Junta mantiene su apuesta por la atención a la ciudadanía, y especialmente a las víctimas de violencia de género, con nuevos servicios que se adapten a las necesidades detectadas y que mejoren la cercanía, eficacia y calidad de dicha atención.
La atención psicológica a hijos e hijas de víctimas de violencia de género pretende aumentar la autoestima, resolver conflictos psicológicos derivados de su situación, potenciar actitudes y comportamientos empáticos, así como eliminar los estereotipos y prejuicios de género. Con respecto a las madres, se les enseña a identificar señales de alarma previas a la reproducción de conductas violentas por parte de los menores, a mejorar las relaciones entre madre e hijo/a y a orientar sobre las pautas educativas más adecuadas dada la edad evolutiva de los menores.
Los niños y niñas que, desde edades muy tempranas, están expuestos a la violencia de género en sus hogares corren el riesgo de reproducir esos patrones o sufrir secuelas que lastren el resto de su vida. Se trata de menores que cargan diversas consecuencias psicológicas, emocionales, sociales, cognitivas y físicas, en función del tipo de exposición a dicha violencia. A ello se añaden los problemas derivados del derecho del maltratador a los regímenes de visita, que puede dar lugar a que el menor se convierta en víctima directa como instrumento de daño del agresor hacia la madre.