INDICADORES DE GÉNERO


Tipología de Indicadores de Género.

Algunas distinciones básicas

DATOS DESAGREGADOS POR SEXO / INDICADORES DE GÉNERO

DATOS DESAGREGADOS POR SEXO INDICADORES DE GÉNERO
Indicador tradicional que, en la medida que mide número de personas, se desagrega por sexo diferencia Indicador que permite observar cómo evolucionan aspectos de la desigualdad entre sexos consecuencia del rol de género

La desagregación de los indicadores tradicionales es necesaria, pero muchas veces no suficiente para obtener información y analizarla desde la perspectiva de género.

Veamos algunas razones por las que los indicadores tradicionales pueden no sernos útiles…

  1. No nos ofrecen información relevante desde la perspectiva de género
    Por ejemplo, la “diferencia entre el porcentaje de mujeres y de hombres con los ojos azules en la provincia de Málaga”, es sin duda un dato desagregado por sexo, ahora bien ¿nos ofrece información relevante para caracterizar la situación y posición social de mujeres y hombres?. Evidentemente, no. Este es un ejemplo muy “burdo” de datos desagregado por sexo que resulta irrelevante desde la perspectiva de género.
  2. No nos sirven para identificar situaciones de desigualdad entre mujeres y hombres
    Por ejemplo, la “evolución del número de mujeres y hombres con estudios universitarios en los últimos 30 años”, es un indicador que puede mostrarnos una realidad “aparentemente” igualitaria o incluso, de ventaja para las mujeres. No obstante, y aunque sin duda nos sirva para observar el increíble ascenso del nivel educativo de las mujeres, un estudio de la presencia de éstas en las diferentes ramas del saber, nos mostrará claramente otro fenómeno: el de la segregación sexual de los estudios universitarios.
  3. Introducen sesgos a la hora de caracterizar la realidad de mujeres y hombres. Estos “sesgos” son muy habituales en las definiciones estadísticas tradicionales. El no reconocimiento o la infravaloración de las funciones y actividades tradicionalmente desempeñadas de las mujeres, constituye un importante obstáculo a la hora de producir e interpretar información sobre la realidad de ambos sexos.
    Por ejemplo, la “contribución porcentual de mujeres y hombres al P.I.B.” , constituye un buen ejemplo de indicador “sesgado” a la hora de dar cuenta de la contribución de mujeres y hombres a la producción de riqueza. Las actividades que se contabilizan para construir este indicador son las llamadas “productivas”, dejando fuera todo el conjunto de actividades (desempeñadas mayoritariamente por las mujeres) fundamentales para la producción de bienestar social y, como no, también de riqueza. De esta forma, se invisibiliza la importante contribución de las mujeres al desarrollo económico de un país.