SALUD Y GÉNERO


Recomendaciones

Mejorar los sistemas de información sanitaria (SIS)

En ocasiones en el ámbito de la salud no se dispone de los instrumentos adecuados para recoger información que posteriormente faciliten un análisis con enfoque de género. Para corregir este problema sería necesario disponer de:

  • Datos desagregados por sexo.
  • Que las encuestas de salud desarrollen preguntas con perspectiva de género para informar sobre aspectos poco conocidos, como el estudio de la diferente forma de enfermar de hombres y mujeres, su diagnóstico o los trabajos realizados por ambos sexos remunerados o no.
  • Indicadores sensibles al género que faciliten información del contexto de las personas, aspectos socioeconómicos y culturales y relacionada con los roles de género (cuidado, crianza, etc.).

Potenciar las investigaciones en ciencias de la salud

En cuanto a la investigación, como se ha reseñado a lo largo de todo el documento, no existen suficientes fuentes fiables de datos tanto cuantitativos como cualitativos que permitan analizar la influencia del género en la salud.

Es necesario por lo tanto avanzar en una nueva perspectiva metodológica que permita aportar nuevos datos y más fiables en torno a los sesgos de género en salud.

El enfoque feminista (Inhorn Marcia&Whittle Lisa, 2001) propone:

  • Incrementar la producción de conocimientos por parte de las mujeres considerada por muchos grupos de investigadores como menos “científica” que la producida por hombres.
  • Superar los presupuesto biologicistas que reducen a las mujeres a su papel exclusivo de reproductoras.
  • Contextualizar y politizar los riesgos para la salud de las mujeres.

En este sentido es necesario:

  • Trabajar con los grupos de mujeres en proyectos amplios de investigación - participación - acción que superen el exclusivo enfoque biomédico de numerosos estudios referidos a la salud de las mujeres.
  • La generación de nuevos indicadores y variables de género y la difusión y aplicación en los estudios de salud de las mujeres.
  • La revisión e identificación de los sesgos de género en los estudios clásicos y la realización de nuevos estudios para corregirlos.
  • Promover y financiar a través de fondos públicos este tipo de estudios por parte de la administración.

Reforzar el desarrollo de habilidades profesionales que les permitan establecer relaciones simétricas con las y los usuarios:

  • Transversalizando el género en los planes de formación continuada mediante la inclusión en el diseño de las acciones formativas de contenidos, metodologías y actividades que permitan la reflexión sobre los valores, actitudes, estereotipos y roles de género presentes en la práctica profesional.
  • Diseñando planes y programas de intervención que incorporen nuevos contenidos y significados de la salud de las mujeres y visibilicen las diferencias en la morbilidad, la mortalidad, así como el impacto en la salud derivado de las cargas de los roles de género. Actualmente, numerosos programas de salud se dirigen fundamentalmente a mujeres en edad media y hacen referencia a la salud reproductiva, pudiendo quedar excluidos otros grupos de edad (adolescentes y ancianas). Asimismo, en ocasiones, existe una excesiva “psicologización” de las condiciones de salud de las mujeres y quedan en un segundo plano lecturas más sociales.
  • Incorporando el enfoque de género en las guías y protocolos vigentes en el sistema sanitario o bien elaborando nuevos instrumentos que den respuesta a las necesidades detectadas desde esta perspectiva.
  • Promoviendo un estado de opinión favorable entre las y los profesionales para que incorporen el género en las acciones de salud.

Favorecer el empoderamiento de las mujeres.

En el marco de los servicios sanitarios se programarán actividades de promoción de salud que permitan a las mujeres aprender estrategias para llevar a cabo el control y el cuidado de su propia salud. Para lograrlo, es necesaria la creación de un entorno que favorezca la confianza de las mujeres en sí mismas, su autonomía y autoestima, y que promueva la capacidad de actuación colectiva para lograr el cambio en lo personal con una proyección en la vida pública.

Estas actividades deben servir como espacios para compartir experiencias personales y colectivas y adquirir habilidades personales y sociales para encontrar alternativas de cambio sobre sus circunstancias desfavorables debido a los roles de genero que desempeñan.

En el estado español existen algunas buenas prácticas del trabajo con y desde los grupos de mujeres. Reseñamos algunos a continuación.

  • BUENAS PRÁCTICAS: Abuelas, madres e hijas: la transmisión sociocultural del arte de envejecer

    Este proyecto se desarrolló en la ciudad de Córdoba, bajo la dirección de la profesora Anna Freixas, y la ayuda del municipio local y se transformó en el libro: Abuelas, madres e hijas: la transmisión sociocultural del arte de envejecer. Barcelona, Icaria.2005

    Se trata de un proyecto de comunicación entre tres generaciones de mujeres llevado a cabo en Córdoba capital con el objetivo de conocer aquellos aspectos que desde la perspectiva de las mujeres eran significativos para explicar el proceso del envejecimiento en una sociedad en que las relaciones de edad y género son obviadas en la investigación.

    En el proyecto participaron mujeres mayores que aportaron la perspectiva del tiempo, mujeres en edad media de la vida y mujeres jóvenes con muchas interrogantes. La selección de las tres generaciones se realizó de forma intencionada para reconocer el significado de las palabras de las mujeres, ya que simbólicamente representaban abuelas, madres e hijas.

    El núcleo principal giró en torno a la salud de las mujeres a lo largo de la vida, se pretendía reflexionar sobre el sentir, el vivir, la sexualidad de las mujeres mayores, el pensar en el trabajo, sobre las mujeres en relación tanto en lo social, cultural y emocional.

    Inicialmente se realizaron encuentros diferentes para cada generación y más tarde intergeneracionales para poner en común las reflexiones realizadas por separado y construir conjuntamente las conclusiones nacidas del debate. Se vió la necesidad de crear modelos de envejecimiento con nuevos significados.

    Las mujeres participantes reconocieron el aprendizaje que supuso para ellas esta experiencia y valoraron el enriquecimiento mutuo que les proporcionaron las conversaciones mantenidas sobre el envejecimiento, los vínculos, el mundo privado y público, la salud, la belleza y las estrategias que imaginaron para dar significado al envejecimiento.

  • BUENAS PRÁCTICAS: Taller de tiempo propio

    Dirigido a mujeres mayores de 50 años y promovido por el Instituto Asturiano de la Mujer, este taller ofrece a sus participantes, a través de actividades de intercambio y de formación, un espacio para el encuentro, la cultura, la salud, la recuperación y la valorización de la historia y las aportaciones de las mujeres, así como para la conexión con las nuevas tecnologías y el conocimiento de Asturias. Se trata de fomentar la participación social de las mismas con el fin de mejorar su calidad de vida y su bienestar.

    Dura tres años consecutivos y comienza con el módulo de Envejecimiento Activo, de obligado seguimiento. A lo largo de los tres años las participantes pueden realizar hasta un máximo de tres talleres optativos ofertados en cada edición.

    Como actividades complementarias se realizan una serie de excursiones por el territorio asturiano a fin de consolidar las relaciones sociales entre las alumnas y mejorar el conocimiento de su entorno.

    Los resultadosson que fomenta la participación social del grupo, ampliando y consolidando sus relaciones sociales a través del aprendizaje y las alternativas de ocio. Favorece además un cambio en la imagen social del envejecimiento de las mujeres, ya que la sensación de ausencia de responsabilidades en el ámbito privado produce muchas veces una percepción negativa y de pérdida de valoración social. Proporciona instrumentos para pasar de un envejecimiento pasivo como proceso de vida a un envejecimiento activo donde las participantes aprenden a recuperar un tiempo propio para la mejora de su bienestar y calidad de vida a través de la participación social.

Promover la participación ciudadana para lograr que las mujeres accedan a los servicios sanitarios y a los lugares donde se toman decisiones en materia de salud.

Esta participación se puede articular a través de los grupos de autoayuda, de ayuda mutua y de las asociaciones de mujeres y mediante la inclusión de sus representantes en los órganos de participación de Atención Primaria de Salud como se regula en la Ley General de Sanidad de 1986 (Art. 5º, Cap.1, título 1º).

Los órganos más importantes de participación son los Consejos de Salud.

Los grupos de ayuda mutua y de autoayuda, contribuyen de forma muy significativa a mejorar la calidad de vida de las personas, pero es preciso que en su seno se reflexione acerca de la problemática que afecta a las mujeres ya que en ocasiones falta una mirada crítica que evite que los roles de genero sean reforzados.

Promover acciones orientadas a mejorar la calidad del entorno en sus múltiples dimensiones

  • Condiciones medioambientales: conocer el efecto de los contaminantes y plaguicidas sobre la salud y trabajar colectivamente por cambiar esta situación.
  • Condiciones urbanísticas: trabajar política y colectivamente por lograr una ciudad segura (bien iluminada y con transportes seguros y accesibles); servicios colectivos también accesibles (escuelas infantiles, centros de día para personas mayores, transportes adecuados, etc.)

EJERCICIO

EjercicioTe proponemos un ejercicio para que compruebes si has retendio los contenidos expuestos hasta el momento