Informe de Medio Ambiente en Andalucía (iMA)

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1.3 Suelo y ocupación del suelo

El suelo, delgada capa superficial compuesta por una mezcla de partículas minerales, materia orgánica, aire, agua y organismos vivos, soporte del medio natural y de la actividad productiva humana, es el principal sostén de la vida vegetal donde tiene una gran importancia el ciclo del agua. Suelo y erosión La erosión es una de las principales amenazas para la conservación del suelo, definiéndose ésta como la pérdida por arrastre de las partículas que lo componen por efecto de la acción del agua o el viento. La erosión es un factor modelador del territorio que actúa naturalmente a lo largo de amplios periodos de tiempo, permitiendo un cierto equilibrio suelo creado - suelo perdido , pero que en determinadas circunstancias puede verse acelerado, provocando su degradación y reduciendo de forma apreciable su capacidad de sustentación del medio biótico. Los problemas asociados a la erosión de los suelos surgen, normalmente, cuando se reduce la protección que ofrece la cubierta vegetal que sobre ellos se asienta, y se intensifican cuando, además, confluyen sobre él ciertas variables ambientales especialmente desfavorables (fundamentalmente altas pendientes y alta torrencialidad de las precipitaciones). La deforestación y el pastoreo intensivo en los ecosistemas naturales y el manejo inadecuado e intensivo del suelo en las zonas agrícolas, especialmente en tierras marginales o poco aptas, son las principales causas de su degradación. La erosión actúa en algunos casos produciendo una pérdida casi total del suelo, haciendo aflorar el substrato rocoso por la arroyada y llegando a crear paisajes tan característicos como el malpaís o badlands, pero es especialmente peligrosa cuando actúa con una actividad de carácter laminar y creando pequeños regueros en la tierras agrícolas, donde las prácticas convencionales de laboreo eliminan todos los años los síntomas de este grave problema, borrando todos los rasgos que nos permitan diagnosticarlo y tomar medidas para frenarlo. Otra faceta de la erosión es la causada por el viento, la eólica, en este caso su actuación es muy similar a la hídrica laminar, perdiéndose por su acción las fracciones más finas y ricas del suelo, con su consiguiente empobrecimiento y aumento de la pedregosidad superficial y, que sin ser una de las principales causas de la erosión en Andalucía, sí lo puede ser en determinados ámbitos locales. Los principales factores relacionados con la erosión del suelo, especialmente en su faceta hídrica, están en estrecha sintonía con la capacidad protectora de la vegetación, tanto natural como cultivada, y con la intensidad y volumen de las precipitaciones, como los factores más cambiantes, y con el relieve del terreno y las características intrínsecas de los suelos, como factores más estáticos a lo largo del tiempo. Desde la Rediam, el Sistema de Indicadores Ambientales de Andalucía contempla el indicador de Erosividad de la lluvia y pérdidas de suelo, abarcando el periodo comprendido entre 1992 y 2020. Este indicador permite relacionar los distintos factores que intervienen en los procesos erosivos, fundamentalmente, las características del suelo, el relieve, la capacidad erosiva de la lluvia y la protección del suelo. Dado que estos factores presentan relevantes variaciones espaciales y temporales, su consideración conjunta permite determinar el efecto de este proceso en cada porción del territorio y establecer su evolución. El modelo empleado para determinar las pérdidas de suelo es el denominado Ecuación Universal de Pérdidas de Suelo, modelo que utiliza información referente a la capacidad erosiva de la lluvia, protección de la cubierta vegetal, resistencia del suelo a ser erosionado e información del relieve de pendientes y longitudes de ladera, empleándose información adicional relativa a medidas de conservación relacionadas con el aterrazado y con la pedregosidad y rocosidad.

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