Reducción del consumo energético:
- Consumir menos electricidad. La mayoría de la electricidad que usamos se produce en centrales térmicas mediante la combustión de carbón, petróleo o gas natural, que generan gran cantidad de CO2.
- Reducir el uso del aire acondicionado o calefacción y programar su temperatura adecuadamente (invierno 21ºC, verano 26ºC).
- Utilizar la lavadora y el lavavajillas en su carga máxima y, siempre que se pueda, en frío o a menos de 30º.
- Abrir las puertas del frigorífico sólo cuando sea necesario, y no dejarlas mucho tiempo abiertas.
- Evitar el stand-by (luz de encendido) y apagar los aparatos que no estén funcionando.
- Apagar la vitrocerámica antes del tiempo previsto para aprovechar el calor residual.
- Aprovechar al máximo la luz natural y apagar las luces cuando no sea necesario.
- Adaptar la iluminación a cada espacio de la vivienda y optar por interruptores independientes para iluminar zonas diferenciadas.
- Utilizar bombillas de bajo consumo, reduciendo así hasta un 80% el consumo y las emisiones de CO2.
Mejorar la eficiencia energética:
- Respecto a la mejora de la eficiencia energética, es decir, obtener los mismos productos o servicios gastando menos energía, podemos:
- Comprar electrodomésticos eficientes con Etiqueta Energética A, A+ y A++. Ahorran energía y agua.
- Utilizar bombillas de bajo consumo. Ahorran un 80% de la energía.
- Aprovechar la luz natural.
- Aislar la casa y evitar las pérdidas energéticas instalando ventanas de doble cristal.
- Cocinar con tapa los alimentos o en ollas a presión, consumen menos energía y ahorran tiempo.
- Respecto a la incorporación de tecnologías más limpias o que obtengan la energía de fuentes renovables, podemos:
- Instalar placas solares térmicas para el agua caliente sanitaria o fotovoltaicas para la energía eléctrica.
- Utilizar cocinas de gas, son más eficientes.
- Instalar sistemas de calefacción con calderas de biomasa.