Actualmente existe un contexto de reflexión general, en el ámbito estatal, europeo e internacional, en relación a los enfoques y perspectivas desde los cuales debe plantearse la conservación, gestión y uso sostenible de la diversidad biológica. Todas estas reflexiones, han desembocado en instrumentos de planificación, que deben, durante los próximos años, marcar las directrices de la gestión del patrimonio natural.
Asimismo, la consideración del recurso micológico por todos los usuarios y gestores del territorio ha aumentado, poniendo de manifiesto su importancia como elemento de turismo activo y uso forestal, fomentando la apertura de nuevas vías de aprovechamiento del recurso.
No obstante, dicho auge ha propiciado cierto conflicto de intereses que complica la puesta en valor del recurso desde la perspectiva de la sostenibilidad y la protección de la salud pública. Este panorama justifica la necesidad de regular la recolección, promover nuevas figuras de gestión y posibilitar espacios de comercialización que den garantías de calidad y seguridad alimentaria.
Desarrollar una política de conservación del recurso basada en afianzar su papel como generador de externalidades positivas, es decir, capaz de producir bienes y servicios a la sociedad, es el objetivo principal del desarrollo de la gestión de los recursos micológicos en Andalucía.
Ante todo, los fines que persigue la gestión del recurso micológico consisten en la preservación de la diversidad micológica, sus hábitats y la ordenación los aprovechamientos, así como la garantía del derecho de todos al uso y disfrute del medio natural como espacio cultural y de ocio, susceptible de usos que fomenten el desarrollo sostenible.
