Ídolo oculado, Cueva de los Murciélagos
Ubicado en el corazón de Andalucía, el geoparque presenta asentamientos humanos desde el Paleolítico. En uno de sus mayores bastiones subterráneos, Cueva de los Murciélagos, se ha detecado ocupación desde el Paleolítico medio hasta la época romana, como atestiguan sus pinturas rupestres y los restos de piezas cerámicas.
Los pasos naturales entre sierras y ríos, que caracteriza este territorio, han hecho que sea un cruce de caminos de civilizaciones y la historia la llevó a ser transformada en zona de frontera en la Edad Media pues fue zona de frontera entre los pueblos cristiano y musulmán desde la conquista de la zona por parte de Fernando III, a mediados del siglo XIII, hasta la caída del reino musulmán andaluz, en el siglo XV. De ahí que en las Subbéticas encontramos una sociedad carcaterizada por el aporte de culturas dispares, intercambios e inestabilidades del que quedan vestigios arqueológicos de numerosas construcciones militares como fueron los castillos.
Los nuevos asentamientos de colonos cristianos tras la conquista y los cambios en la estructura de la propiedad de la tierra trajo consigo una intensa roturación de terrenos y su aprovechamiento para el cultivo, principalmente del olivo, a lo largo de sus grandes llanos, valles, laderas y piedemontes. El clima seco y caluroso en verano, con lluvias moderadas en invierno, resulta el ideal para esta especie vegetal. Y el olivo nos remite a la almazara y ésta al pueblo, y así queda trenzado el vínculo entre la tierra sus gentes.