Indicadores paisajísticos

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Los indicadores de riqueza, naturalidad y diversidad paisajística colaboran en el seguimiento de la evolución de los paisajes de Andalucía, y se basan en las Unidades fisionómicas establecidas por el Mapa de paisaje de Andalucía:

  • La riqueza paisajística alude al número de tipos distintos de unidades fisionómicas presentes en un determinado ámbito.
  • El índice de diversidad paisajística combina la riqueza de unidades fisionómicas y su distribución territorial, representando, por tanto, la heterogeneidad de un paisaje.
  • El índice de naturalidad mide la proporción que tienen las unidades fisionómicas de tipo natural en relación a la superficie total del ámbito.

La actualización de estos índices no puede efectuarse anualmente, ya que la información de partida en la que se basan son los usos y coberturas del suelo, que se renuevan cada cierto tiempo (Mapa de Usos y Coberturas de Andalucía y Sistema de Ocupación del Suelo de España).

La riqueza de un paisaje viene expresada por el número total de unidades fisionómicas que comprende, independientemente de su naturalidad, número o distribución geográfica (a más tipos mayor riqueza). Por tanto, evalúa la riqueza desde un punto de vista cuantitativo y no cualitativo. Para su estudio se usan los espacios que engloban cada uno de los ámbitos paisajísticos, computados globalmente como unidad, registrándose cada ocasión donde aparece o desaparece alguna unidad fisionómica.

En líneas generales, más del 75% de los ámbitos paisajísticos mantienen el indicador de riqueza estable en su evolución entre 2005 y 2009. La zona de las campiñas de las provincias de Córdoba Jaén y Granada, entre Puente Genil en su extremo oeste y Úbeda en el este, (incluyendo la Vega de Granada y las campiñas del municipio de Córdoba), es el único ámbito geográfico donde se registra un descenso, aunque muy leve, de la riqueza paisajística. Igualmente ocurre en el extremo septentrional de la Sierra Morena andaluza. El Valle de los Pedroches sufre pérdidas entre muy leves y leves, en el caso de su parte oriental, así como el ámbito de la Sierra Morena oriental en la provincia de Jaén. El ámbito paisajístico Sierra de Cabra-Albayate está igualmente sujeto a una pérdida de riqueza paisajística de dos unidades.

Este indicador señala los cambios en pérdidas y ganancias en términos absolutos. Cuando  un ámbito paisajístico se clasifica como "estable" puede significar dos cosas: que no haya habido ningún cambio entre las unidades fisionómicas que lo constituyen, o que se haya ganado y perdido el mismo número de unidades fisionómicas, devolviendo así el balance a cero aunque en realidad haya habido movimientos en cuanto a dinámica paisajística. Es ciertamente un indicador de base, que no puede valorarse por sí solo, si bien su análisis más detallado puede revelar mucho sobre las citadas dinámicas.

Evolución de la riqueza para los ámbitos paisajísticos de Andalucía entre los años 2005 y 2009
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La diversidad paisajística combina la riqueza de las unidades fisionómicas con su patrón de distribución espacial. Así, los ámbitos más diversos son los que tienen mayor número de unidades fisionómicas (riqueza) y, al mismo tiempo, presentan un reparto más equilibrado de las mismas en su territorio. De esta manera se puede encontrar un paisaje natural constituido por vastas extensiones de encinas, cuya diversidad paisajística sea equivalente al de los campos de cereal de una zona puramente agrícola.

Los mayores valores de este índice se encuentran en zonas que, por un motivo u otro, están constituidas por paisajes en mosaicos, donde la distribución de las unidades fisionómicas es diversa en parcelas irregulares, tanto en su forma como distribución, y de pequeño tamaño. Es en este sentido donde la vegetación de ribera y setos de vegetación asociada a linderos y caminos cobra interés especial por su gran efecto paisajístico, en relación a la escasa proporción de áreas que ocupan en el territorio.

Factores como la quema de rastrojos, la mecanización de los cultivos y la roturación extendida incluso a áreas cuyos costes de producción son mayores que los beneficios obtenidos, ha dado lugar a la homogenización progresiva del paisaje en ámbitos agrícolas. Sin embargo, la situación actual de prescripción de la quema de rastrojos posibilita la oportunidad de mejorar dichos paisajes, dando la oportunidad a la regeneración y restauración de linderos, riberas y bosques-isla, no sólo valiosos a la hora de romper la severidad de los paisajes extensivamente agrícolas, sino también para frenar la pérdida de suelo en áreas de mucha pendiente, o arroyos que forman cárcavas cuando carecen de vegetación.

El indicador de diversidad paisajística es el más estable de los tres. De hecho, en su evolución entre 2005 y 2009, 38 de los 84 ámbitos paisajísticos se mantienen estables, 4 sufren un descenso muy leve y el resto un aumento mayoritariamente muy leve, aunque llegando hasta moderado. En general se puede decir que los espacios más naturales mantienen su dinámica estable o en descenso, mientras que los paisajes agrarios aumentan su diversidad.

El Andévalo oriental y la zona de los Pedroches orientales es donde más diversidad se está perdiendo. La presencia de varios y diversos usos del suelo de escasa superficie y muy mezclados entre sí hacen que alguno de los ámbitos de la costa, como la Costa del Sol occidental y oriental y el Litoral occidental onubense sean los que más valores adquieren en este indicador. La misma lógica, aunque sobre unidades fisionómincas distintas, es la que igualmente distingue Las Alpujarras y la Sierra de Gádor. Por el contrario, encontramos niveles muy bajos en las Campiñas de Sevilla, Campiñas bajas y Terrazas del Guadalquivir, debido probablemente a los grandes monocultivos agrícolas, poco variados en cuanto a usos y escasamente fragmentados.

Evolución de la diversidad para los ámbitos paisajísticos de Andalucía entre los años 2005 y 2009
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La naturalidad de un paisaje se define como el grado de ocupación del terreno de las unidades fisionómicas clasificadas como naturales. Dentro de este mismo grupo existen unidades más o menos naturales, como puede ser el caso de los eucaliptares, que a pesar de ser formaciones arbóreas desde un punto de vista paisajístico, son también cultivos forestales, con un aspecto más o menos naturalizado, en ocasiones incluso mezclado con especies arbóreas, cuya naturalidad no presenta duda.

Esta variable es muy significativa a la hora de valorar la tendencia de los cambios paisajísticos, ya que representa el porcentaje de superficie dentro de cada uno de los ámbitos en relación a su naturalidad.

La evolución de este indicador en 2005-2009 es bastante equilibrado: 25 ámbitos paisajísticos pierden, 29 son estables y 30 aumentan su naturalidad. Por un lado, los ámbitos de Montes Occidentales, Piedemonte Subbetico y Campos de Huercal-Overa, con una descenso moderado alrededor de un 4% de naturalidad y, por el otro, el Andévalo con un incremento de la naturalidad de un 18% en su parte occidental y de un 26% en la oriental. Sin embargo, en el Andévalo hay que hacer un inciso importante, ya que en esta zona se ha producido un cambio de uso desde mosaico de cultivo a eucaliptal tratándose estos casos de claros ejemplos de plantaciones masivas que poco de natural tienen. Así, los ámbitos con mayor aumento de naturalidad efectiva son la Sierra de Santa Eufemia, las Campiñas de Peñarroya y Pedroches occidental. En este último ámbito hay una pérdida global del 11,57% en la superficie de las unidades fisionóminas de dominante agrícola a favor de un aumento en el grupo dominante natural de 11,52%. Concretamente, es la unidad Cultivos herbáceos en secano que pierde prácticamente el valor entero por parte de la dominante agrícola y en favor de la Dehesa y de Encinares, alcornocales y otros bosques de perennifolias que, sin embargo, vistos sus incrementos de +26% y +24,8%, respectivamente, acrecientan su superficie a costa del pastizal (-31,2%).

Evolución de la naturalidad para los ámbitos paisajísticos de Andalucía entre los años 2005 y 2009
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